Secret #3

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— ¡Vuelvo en seis meses más! — Tomó la muñeca de la mocosa de Lucifer y la acercó a él, sonriendo aún más al ver su expresión de terror.— ¡Y eso no lo discuto! 

Con eso dicho las puertas de la oficina se abrieron tras la demonio frente a él y sin pensarlo más simplemente la lanzó fuera sin darle oportunidad de hablar ya que las puertas se cerraron justo en su rostro.

Adán dejó de tocar su guitarra y su expresión cambió de una sonriente a una de total seriedad.

— ¿Tú qué piensas, Lute? — preguntó a la vez que recogía una de las páginas que habían quedado por el lugar, observando como en esta se encontraba el dibujo de aquel hotel. 

— Ella no sabe nada, se nota a kilómetros.

Escuchó la respuesta de su mano derecha con atención y asintió de acuerdo con ella, él también notó como la hija de esa perra no tenía ni una idea de nada, era una simple ignorante en todo el asunto. Estrujo el papel en sus manos, leyendo una y otra vez el nombre de Hotel Hazbin que se encontraba resaltado con marcador.

Hotel Hazbin… 

Hace tantos que no escuchaba aquel nombre…
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¡Llevamos media hora aquí maldita sea! — Golpeó la mesa con sus puños, la ira se fue apoderando de él con el paso de los segundos. — ¡¿Cuánto más piensa hacernos esperar ese puto?!

A su lado, Lute asintió de acuerdo con sus palabras, la reunión habitual para hablar del exterminio siempre se llevaba a cabo en la embajada que tenía el cielo en el infierno y nunca duraban mucho, a lo sumo unos 20 minutos.

Lucifer siempre había sido puntual en estas cosas, uno por que era alguien responsable y dos, por que así como él, el ángel quería que esto terminara lo más rápido posible. 

Así que, ¿por qué carajos se estaba demorando tanto?

Sus pensamientos se detuvieron al escuchar las puertas siendo abiertas, suspiró, al fin iban a poder terminar toda esta mierda.

Dirigió su vista al frente y sus ojos se agrandaron por la sorpresa, frente a él no estaba Lucifer, sino que en su lugar, un pequeño demonio venía caminando hacia él con una carta en mano. 

— Saludos señor, me han pedido entregarle esta carta, es de parte de su alteza real. 

Adán alzó una ceja y la tomó, quiso preguntarle que carajos pasaba pero el demonio se marchó en cuanto la carta estuvo en su poder.

Soltó un bufido y abrió el sobre para leer y saber que demonios pasaba.

No pasaron ni 10 segundos cuando el grito furioso del primer hombre se escuchó por toda la sala de reuniones.

— ¡ESE MALDITO HIJO DE PERRA!

Gritó con fuerzas, arrojando la carta al suelo para comenzar a lanzar improperios a diestra y siniestra.

Lute se acercó y tomó la carta del suelo para entender que había pasado para que su señor se hubiese molestado tanto.

Estimado Sr. Adán:

¿No cree que es de mala educación convocar una reunión a último minuto?, y para rematar, ¿ni siquiera tener la decencia de presentarse en persona?.

¿Es que acaso en el cielo no conocen lo que son modales básicos? 

L. Morningstar”

Secrets of a Royal FamilyWhere stories live. Discover now