Capítulo 4

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“¿Dónde estoy?”

Fue lo que se preguntó la rubia mientras observaba atentamente su entorno, parecía que estaba en el hotel pero al mismo tiempo se sentía tan ... diferente …

Escuchó unos pasos acercándose hacia donde ella estaba y se apresuró a esconderse en un armario dejando la puerta entreabierta para poder observar lo que sucediera.

Dos figuras pasaron frente a la puerta, deteniéndose casi en frente de esta dándole una buena visión de lo que pasaba.

Sus ojos se abrieron de sorpresa al reconocer a una de esas figuras, era su hermano sin duda, pero se veía… diferente, un poco más joven y con una expresión… suave.

Jamás lo había visto con una expresión más allá de molestia o seriedad.

— Piénsalo un segundo, no puedes ir allá arriba tú solo e~es…¡peligroso!

Su hermano sonaba preocupado por el o la demonio que tenía enfrente. Charlie intentó abrir un poco más la puerta para poder observar a la figura desconocida con la que el demonio mayor hablaba.

— Te preocupas demasiado, Caín y ciertamente no necesitas hacerlo, yo puedo cuidarme solo.

Aquella voz había sonado muy fría y antipática para su gusto, sea quien sea, a Charlie no le gustó para nada que le hablaran así a su hermano.

— Una cosa es que te deje ir donde quieras AQUÍ en el infierno, ¡Pero hablas de ir al cielo! ¡a una maldita reunión TÚ solo! ¡¿Olvidaste lo que le hicieron a papá?!

— Vamos vamos, no te enojes por peleas ajenas, papá no es un santo y lo sabes.

La rubia se sorprendió al escuchar al otro hablar tan tranquilo, como si estuviera acostumbrado a lidiar con los brotes de ira de Caín.

— Es solo… me preocupas, Louis.

¿Louis? ¿Quién es Louis? ¿Era algún amigo de su hermano? ¡¿Su pareja?!

Sacudió su cabeza, de cualquier forma, ¿por qué Caín nunca lo mencionó? ¿Habrían peleado? ¿Era él la razón por la que su hermano era tan… gruñón?

— ¡No deberías!, tengo un plan, al final seré yo quien tenga la última palabra en todo esto.

El silencio reinó unos segundos antes de que el sonido de unos pasos alejándose se escuchara, Charlie se asomó un poco para ver y notó a su hermano observando un punto, completamente ido y con una expresión de frustración.

Quiso salir de su escondite, pero el sonido de pasos acercándose la detuvieron, pudo ver como su hermano reaccionaba y giraba para prestar atención hacia donde venía el sonido.

— Oh… es usted…

Charlie sintió curiosidad pero antes de poder salir todo se volvió oscuro, dejándola en la completa nada.

La rubia observó a todos lados nerviosa, intentando pedir ayuda.

“— ¡¿Hola?! ¡¿Alguien?! ¡Por favor, ayúdenme!”

Empezó a hiperventilar, odiaba la oscuridad, odiaba estar sola, no quería volver a estar sola nunca más.

“— ¡Papá! ¡Mamá! ¡Caín, por favor! ¡Alguien, ayúdeme!”

Sintió sus mejillas calientes, se limpió y pudo notar que eran lágrimas.

Estaba llorando.

Secrets of a Royal FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora