C A P I T U L O | 40

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madrugada del 02 febrero 2020
Sierra de Badiraguato, Sinaloa













pov Alexa

















El ruido de camionetas llegando nos alertan a todos, hombres se acercan rápidamente a la TRX negra que viene escoltada por más de ocho camionetas.

Salimos todos al porche y miro que el primero en bajar del lado del copiloto es Néstor quien viene lleno de tierra y sudado. Se acerca a las puertas de atrás para abrirlas y de esta baja Alfredo con un cinto sirviendo de torniquete en la pierna.

Abren la puerta del lado derecho pero nadie baja, estoy con el corazón en la boca esperando que baje Ovidio pero al primero que sacan cargando es a Iván quien viene con los ojos cerrados, después sale Ovidio sin ninguna herida a lo que pude ver.

En el camino al porche miro como la sangre de Iván deja huellas por toda la tierra y el vitropiso del porche.

- El doctor lo está esperando en el segundo cuarto - informó tratando de estar tranquila

Néstor hace presión contra la herida de Iván, manchándose en el proceso las manos.
Entre Irving y tres hombres más llevan a Iván hasta la habitación que indique pues era la que estaba equipada con aparatos médicos.

Los hermanos habían instalado y equipado esa habitación después del accidente de Ovidio.

Dejaron a mi cuñado sobre la camilla para que el doctor empezar a hacer su trabajo por su parte a Alfredo lo sentaron en otra camilla y una enfermera empezó a curarlos.

Ovidio miraba todo en estado de shock, me acerqué a él y lo abracé sin decir nada. No podía entender todo lo que estaba sintiendo pero estaría para él en estos momentos.













[...]





















Tenían alrededor de tres horas adentro con Iván operándolo, y aún no teníamos noticias de él. La bala había tocado una arteria importante que se conectaba al corazón y la pérdida de sangre había sido demasiado, por lo que Vicente e Irving tuvieron que donar algo de sangre.

Doctores del centro médico de Badiraguato habían tenido que venir hasta acá para poder hacer la transfusión de sangre y operación, la seguridad del rancho estaba hasta más no poder.

Los Zambada había llegando hace una hora aproximadamente, Don Ismael se quitaba continuamente el sombrero y rascaba la cabeza.

Serafín, Néstor, Mayito, Ismael y Vicente hablaban en una orilla alejados de la sala. Alfredo estaba dormido en el sillón, el medicamento que le habían dado era fuerte por lo que lo durmió.

Doña Rosario - esposa de Don Ismael - estaba con Doña Josefa rezando en la pequeña capilla que tenían con fotos de Edgar y unos cuantos santos.

Ovidio estaba recargado en un muro, ido jugando con sus manos y tallándose la cabeza.

- Amor - lo llamé acercándome a él - Ven vamos a sentarnos y limpiarte

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