♥︎Extra-2

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Nat siempre vio que era diferente a sus hermanos, no en la manera en que sus padres los trataban, no. Boss y Noeul los querían a todos por iguales, los mismos besos, caricias, regaños. Ninguno era diferente a los otros en esos aspectos, sin embargo, el podía ver, no era tonto.

Su cabello no era parecido al de su madre, tampoco al de su padre, aparte, era el único que tenía un tercer abuelo.

Cuando tenía seis años no lo entendia por completo, para el era algo raro, pero nunca preguntó nada, porque a pesar de sus dudas tenía el amor de una familia, pequeños hermanos, buenos abuelos,
padres increíbles.

Pero lo inevitable tenía que pasar, cuando tenía diez, cientos de preguntas sin respuestas estaban en su cabeza, amontonadas y cada vez aparecían más y más de ellas. Así que un dia, al tener la oportunidad de estar solo con su madre le preguntó.

No fue fácil, no sabía si esa pregunta tendría respuesta por parte de ellos, tampoco era que les tuviera miedo a sus padres, pero tenía cierto temor. ¿Y si no
fuera de esa familia? ¿Qué pasaría si ellos no eran sus padres verdaderos? Un compañero de la escuela le dijo una.

vez que los adultos a veces cuidaban niños que no eran de ellos, las personas que lo hacían eran porque no podían tener bebés propios. Al principio no entendió, ni siquiera sabía por qué surgió ese tema en realidad, pero algunas palabras se quedaron en su cabeza "hay adultos que devuelven a los cachorros cuando le estorban".

Nat no podia evitar pensar en ello, si sus padres no eran sus padres en verdad, podría ser que ellos en algún momento se cansarán de el y lo devolvieran. Entonces, por esa razón tenía que preguntar, aunque la respuesta fuera mala. Miró la espalda del omega mientras

que este lavaba algunas tazas, tomó una respiración profunda y después tragó saliva.

-Mami, ¿podemos hablar?-Pidió el menor y esperó, Noeul lo miró con una ceja alzada, junto con una media sonrisa, aunque se borró de a poco al ver el rostro serio y algo triste de la menor.

-Claro que si, copito de nieve -Respondió el castaño cerrando la llave y tomando un trapo para secarse las manis - ¿De qué quieres hablar? ¿Algún permiso para salir de campamento?-

Era el momento, el pequeño pelinegro
tenía que decirlo en ese instante o vivir con esas dudas por el resto de su vida, o al menos hasta que tuviera la madurez adecuada para armar por sí misma el rompecabezas de lo que en verdad
pasaba.

-¿Y-yo soy tu hijo de verdad, y-y de papá? ¿Son mis padres de sangre? Nat preguntó, miró como el rostro de la

persona a la que llamaba madre pasó de una cara sorprendida a una de miedo, como la cara que ponía su padre cuando enojaba a Noeul. Eso fue como una
afirmación no verbal para la infante.

-Cariño.-Noeul chilló agachándose a la altura de su pequeño, no sabía cómo empezar, no sabía cómo responder a esa pregunta, aunque sabía que en algun momento iba a llegar, no pensó que fuera tan pronto Es mejor si hablamos de esto cuando llegue tu padre.

-No lo soy, ¿verdad?- Nat bajó su cabeza, ya se lo había imaginado, de seguro que ahora la iban a devolver.

-No digas eso, tú eres de esta familia tanto como cualquiera.- Noeul no pudo soportar lo que estaba diciendo la menor, la tomó en sus brazos y lo alzó, aún recordaba con claridad el día que la cargó por primera vez.

Aquella vez que ese pequeño lloraba sin cesar, desconsolado y sin ningún aroma de omega que lo protegiera o lo envolviera. Noeul lo cuidó desde el inicio como si fuera suyo, y lo haría hasta. que su cabello estuviera canoso y su piel arrugada.

Little Mother Where stories live. Discover now