Nadie Se Resiste A Una Grindelwald

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Estaba besando a Tom Riddle.

El beso era intenso, eso me hizo saber que no era la única deseando este momento.
Una de sus manos me tomó del cabello con fuerza para acercarme más a él. Mientras que su otra mano mano seguía en mi cuello apretandolo levemente.
Tom me besaba con posesividad como si quisiera que nunca volviera a besar a otro sin pensar en el.
El choque de nuestro labios era el único sonido que escuchaba.

Me sentía en llamas, nunca me había puesto tan caliente con un beso, necesitaba más.
La mano que antes estaba en mi cuello bajo lentamente hasta mi culo y dio un apretón con fuerza. Gemí sobre sus labios y el me apretó más contra el, tanto que sentí su erección contra mi.
Tom me beso con más fuerza para después morder mi labio y separarse de mi.

Ambos teníamos la respiración entrecortada, Tom poso su frente sobre la mía y estuvimos en silencio hasta que nuestras respiraciones se controlaron.

-Y luego dices que no te gusto- dijo Tom a centímetros de mi.

Engreído. Pero no le iba a dar el gusto.

-Y no lo haces, solo quería saber si besabas mejor que tu hermano, pero lo dejaré en un empate- dije entrecortada y su mandíbula se apretó.

-Eres una pequeña zorra- dijo alejándose de mi.

-Ahora eres tu el que parece que le gustó, no te culpo soy increíble, nadie se resiste a una Grindelwald y menos a mi, y tu no eres la excepción Riddle- me burle y antes de que lo siguiera haciendo, Tom tomo su varita y me lanzó un hechizo que hizo que mis manos estuvieran atadas detrás de mi - ¿Que mierda? Riddle quitame esto.

-Les haré saber a todos que eres mía y que nadie, ni mi jodido hermano te puede tocar- dijo a centímetros de mi.

-¿Enserio vas a marcar territorio como un jodido animal?- dije y el sonrió, y empezó a besar mi cuello suavemente, para después succionar- si sabes que eso no impedirá que me folle a todo Hogwarts.

Yo la más obligada, si nada más tenía las manos atadas, pero podía correr, me gusta la mala vida, que les puedo decir.

-Morirá cualquiera que intente acercarse a lo que es mio- murmuró Tom, mientras seguía con su trabajo de besarme el cuello y dejarme chupetones por todos lados. Yo me tragaba los gemidos qué moría por soltar.

-Puedes dejar de tratarme como si fuera de tu propiedad, no soy tu jodido perro- intente hablar enojada, pero los labios de Tom en mi cuello hacían difícil que hablara sin gemir.

-Eres mi pequeña zorra, ya sabes- murmuró con su voz ronca y dejo un pequeño beso en mis labios.

-Pequeña zorra, que apodo tan estúpido- me queje.

Tom volvió a morder mi cuello pero esta vez sin tanta fuerza.

-Te encanta que te llame así, tus pupilas se dilatan cada vez que te lo digo- dijo y bajo sus besos hasta la parte de mi pecho que estaba descubierto, dejaba besos húmedos, mordía, y succionaba.

Volvió a subir hasta estar a centímetros de mi boca y me volvió a besar, sus labios recorrieron los míos, con el mismo deseo.

-Ya te dije que empate, no te voy a subir la calificación, así lo intentes mil veces-susurre contra sus labios.

-Si vuelves a besar a alguien más lo mato- advirtió Tom y me lanzó otro hechizo que desató mis manos- ahora ve a esa maldita fiesta y que todos vean a quien perteneces.


















Mestiza (Experiencia En RD) Where stories live. Discover now