Tommy

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Me había amarrado a la cama. Semidesnuda.

–¡Tom!, desatame – ordene.

Tom no respondió, solo me veía, recorrió su mirada de mis ojos molestos, hasta mis tetas desnudas, y mi abdomen. Por suerte todavía llevaba una falda corta. Su mirada se deslizó por mis piernas y volvió a subir a mi cara.

–Lo que tienes de guapa lo tienes de irritante – señaló.

–Tom– advertí– espera, ¿crees que soy guapa?.

Tom rodó los ojos y se desató la corbata qué llevaba.

–Por cierto–dije– no me has contado que paso la noche del extasis liquido.

El soltó una pequeña risa.

Tom riéndose bastaa.

–Nunca fuiste a mi habitación para saberlo– señaló.

Tenia razón, es que si yo pisaba su habitación me desconocía, literal entraba y se me bajan las bragas.

–Ya estamos aquí, puedes contarmelo– dije.

Tom se desabrocho la camisa, dejando a la vista su abdomen marcado. Dios que bueno esta este hombre.

–No paso nada– admitió.

–Pero tu dijiste...

–Enserio creíste eso, nunca estaría con alguien casi inconsciente, se que soy el malo, pero no soy un monstruo.

–Lo dice el mismo que me amarró a la cama.

–Hay más personas en esta casa y si quisieras salir de aquí ya hubieras empezado a gritar. Pero aquí estas haciendo preguntas estúpidas.

a ok.

No conteste nada porque tenía toda la razón.
La verdad estar amarrada a su merced no me disgustaba.

–Tuviste tu oportunidad de gritar, no la usaste, así que– dijo amarrando la corbata alrededor de mi boca– Calladita te ves más bonita.

Con sus manos me separó las piernas, y se posicionó sobre mi, entre mis piernas.

Mordió mi cuello, bajando lentamente con besos calientes, cuando llego a mis tetas tomo una en su mano y la estrujo con fuerza.
La corbata en mi boca reprimía los gemidos qué salían de mi.
Tom acarició mis tetas para después llevarse una a la boca.

Joder.

Chupaba con intensidad, y daba leves mordiscos en mi pezon.

Toda su intensidad, su contacto con mi piel, me habían puesto tan mojada, mi centro hormigueaba con intensidad y deseaba qué su boca se encontrará en otra parte.

Apretó mis tetas y me miro a los ojos.

–¿Cambiaste de opinión sobre el sexo sin compromiso? – cuestionó con unos ojos llenos de deseo.
Yo no hice ningún movimiento, y Tom me bajó la corbata que tenia en la boca.

–No, mi respuesta sigue siendo un no– repuse con la respiración entrecortada.

Yo haciéndome la difícil cuando obviamente lo que más deseaba era a Tom Riddle.

Tom negó la cabeza y se acerco a mis labios.

–Que terca eres, pequeña zorra– murmuró para después besarme.
Sus labios sabían a cigarro, yo odio el sabor a cigarro.
Me separe de él con un movimiento de cabeza.

–Odio el sabor a cigarro– confesé.

Tom se paro, y fue hacia su maleta, saco una cajetilla de cigarros y un encendedor.
Encendio un cigarro, se volvió a meter entre mis piernas, le dio una gran calada para después expulsar el humo sobre mi cara.

–Que idiota eres Tommy.

–¿Como me llamaste? – cuestionó mientras le daba otra calada a su estúpido cigarro.

–Tommy– dije divertida– así te llamo Mattheo cuando casi lo ahogas.

Esta vez, Tom me tomó de la barbilla con fuerza y con su pulgar hizo que abriera la boca, acerco sus labios a los mios y expulsó el humo sobre mi boca.

–Borralo de tu mente– ordenó

–A mi me encanta Tommy– repuse.

Tom iba a replicar cuando sonaron unos golpes en la puerta.

Mestiza (Experiencia En RD) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora