yo te llevo para que me lleves

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Julián

Debo de estar en estado de shock. ¿Cómo es posible que termine así el día? ¿Cómo pasa alguien de tener un mejor amigo, un novio, una mochila y un techo sobre la cabeza a estar desnudo, helado y con el corazón destrozado en la ducha de un desconocido, contemplando la pared durante media hora seguida? Juro por dios que si esto es una broma de cumpleaños, nunca voy a volver a dirigirle la palabra a nadie. Nunca más. A nadie.

Sin embargo, sé que no es una broma. Pensar así es hacerme ilusiones. Nada más cruzar la puerta del departamento e ir hacia Agustín, supe que todo lo que Enzo me había contado era verdad. Sin perder ni un segundo, le pregunté a Agustín si se estaba acostando con Lucas, y la cara que pusieron los dos me habría parecido cómica de no ser porque, de un único y cruel plumazo, me rompieron el corazón por completo y aniquilaron mi confianza en los demás. Al ver que no era capaz de negarlo, me dieron ganas de dejarme caer al suelo y largarme a llorar. Sin embargo, en lugar de eso, me fui a mi cuarto y empecé a guardar mis cosas.

Lucas entró llorando en mi habitación. Intentó explicarme que no significaba nada, que el sexo siempre había sido algo sin importancia entre ellos, incluso antes de conocerme. Escuchar a Lucas decir que para ellos no significaba nada es lo que más me dolió. Si hubiese significado algo para uno de los dos, al menos podría entender la traición. Pero el hecho de que me asegurase que no significaba nada y aun así pasara, me dolió más que cualquier otra cosa que pudiera haber dicho. Estoy bastante convencido de que fue justo entonces cuando le pegué una piña.

Tampoco ayuda mucho el hecho de que haya perdido mi trabajo apenas unos minutos después de que Enzo me contara lo de Agustín y Lucas. Creo que en las bibliotecas está bastante mal visto que los becarios se pongan a llorar y a tirar libros contra la pared en mitad de su turno, pero... es que estaba ordenando la sección de novela romántica justo cuando me enteré de que el chico con el que estoy desde hace dos años se acuesta con mi mejor amigo. Las portadas románticas de mierda que tenía justo delante, en el carrito, me enojaron de verdad.

Cierro la ducha, salgo y me visto.

Físicamente, me siento mejor después de ponerme ropa seca, pero a cada minuto que pasa noto el corazón más y más pesado. Cuanto más tiempo transcurre, más voy asimilando la realidad. En tan sólo dos horas, perdí por completo los dos últimos años de mi vida.

Eso es mucho tiempo para invertirlo en las dos personas en las que, supuestamente, más confiaba. No sé si habría terminado casándome con Agustín, ni si habría sido el padre de mis futuros hijos, pero me duele pensar que yo confiaba lo bastante en él para imaginar que tal vez pudiera desempeñar esos papeles y, en cambio, haya resultado ser una persona radicalmente opuesta a lo que yo creía.

Supongo que el hecho de haberme equivocado con él me enoja más que el de que me haya engañado. Si no soy capaz de juzgar de forma adecuada a las personas más cercanas a mí, entonces no puedo confiar en nadie. Nunca. Los odio por haberme arrebatado eso. Ya no importa quién entre en mi vida a partir de ahora, siempre voy a ser escéptico.

Vuelvo al living y me encuentro todas las luces apagadas excepto la de la lámpara que hay junto al sofá. Miro mi teléfono; apenas son las nueve. Me llegaron varios mensajes mientras estaba en la ducha, así que me siento en el sofá y empiezo a leerlos.

Agustín: llamame, por favor. tenemos que hablar

Lucas: no estoy enojado con vos por haberme pegado. llamame

Agustí: estoy preocupado, a dónde estás?

Enzo: perdón por no haberte dicho antes

tal vez mañana | julián x enzoWhere stories live. Discover now