un sorbo de distracción, buscando descifrarnos

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hola! las canciones que escriben existen y en este capítulo aparece la primera :) les dejo el link por si la quieren escuchar. gracias por leer!! 



Julián

No interactuamos mucho mientras comemos. Estamos sentados en uno de los sillones del lugar, los dos con la espalda apoyada en la pared y las piernas estiradas cada uno sobre nuestro asiento. Observamos en silencio a la multitud que llena el restaurante y no puedo dejar de preguntarme cómo debe de sentirse Enzo al no escuchar nada de lo que pasa a nuestro alrededor. Capaz sea demasiado directo, pero tengo que preguntarle lo que me pasa por la cabeza.

Yo: qué se siente ser sordo? es como tener un secreto que nadie más sabe?

es medio como tener ventaja porque al no escuchar tus otros sentidos son mejores y ahora tenés poderes y nadie se puede dar cuenta de eso?

Prácticamente se atraganta con la bebida al leer mi mensaje. Se empieza a reír y me doy cuenta de que su risa es el único sonido que le escuché emitir. Sé que algunas personas sordas pueden hablar, pero a él no lo he escuchado pronunciar una sola palabra en toda la noche. Ni siquiera para dirigirse a la moza. Se limita a señalar lo que quiere del menú o a anotarlo.

Enzo: la verdad nunca lo había pensando así

pero me gusta que vos lo veas así

no pienso mucho en eso, es algo normal para mí

no puedo compararlo con nada más porque es lo único que conozco

Yo: perdón

seguro estoy siendo igual que todos los demás

Enzo: no pasa nada

está bueno que te intereses y me preguntes

la mayoría se sienten incómodos y nunca me dicen nada

cuesta bastante hacer amigos, los pocos que tengo los tengo desde que soy chico

un poco todo esto me sirve para darme cuenta de quiénes son unos estúpidos

Yo: me alegra saber que no soy un estúpido

Enzo: ojalá pudiera decir lo mismo de tu ex

Suspiro. Enzo tiene razón, pero cómo duele saber que me creí todas las mentiras de Agustín.

Dejo el teléfono y me como el resto de mi torta.

—Gracias —le digo cuando suelto el tenedor.

La verdad es que me había olvidado de que era mi cumpleaños hasta que Enzo se ofreció a llevarme a comer torta.

Se encoge de hombros, como si no fuera para tanto, pero sí lo es. Después del día de mierda que estoy teniendo, me cuesta creer que en estos momentos esté de un humor más o menos aceptable. Enzo es el responsable de eso, porque de no haber sido por él, no sé dónde estaría ahora mismo ni en qué estado emocional me encontraría.

Toma un trago de su bebida y después se sienta muy erguido en la silla. Señala la puerta con la cabeza y yo hago un gesto afirmativo, indicándole que ya podemos irnos.

Ya se me fue un poco el alcohol del cuerpo y, cuando salimos del restaurante y nos sumergimos de nuevo en la oscuridad, me doy cuenta de que está empezando a dolerme la cabeza otra vez. Supongo que Enzo me ve la expresión, porque me pasa un brazo por los hombros y me los aprieta con suavidad. Después deja caer el brazo y agarra el celular.

tal vez mañana | julián x enzoWhere stories live. Discover now