no importan el lenguaje ni las palabras

170 19 16
                                    

el último capítulo:(
espero que les guste y que les haya gustado toda la historia tanto como a mí! 
muchas gracias por leer, votar y comentar<3



Julián

De alguna forma, entre un beso y otro logramos llegar a mi departamento. Enzo me suelta el tiempo suficiente para dejarme abrir la puerta, pero pierde la paciencia en cuanto giro la llave. Me río cuando abre la puerta de golpe y me empuja al interior. Cierra la puerta, gira la llave y se vuelve para mirarme. Nos miramos fijamente durante varios segundos.

—Hola —se limita a decir.

Me río otra vez.

—Hola.

Mira a su alrededor, inquieto, para después volver a mirarme a los ojos.

—¿Es suficiente?

Ladeo la cabeza, pues no entiendo la pregunta.

—¿Qué tiene que ser suficiente?

Sonríe.

—Esperaba que esta conversación fuera suficiente por esta noche.

Ah.

Asiento muy despacio y Enzo sonríe. Entonces se acerca y me besa. Se agacha un poco y me levanta agarrándome por la cintura. Yo le rodeo el cuerpo con las piernas, mientras él me sujeta la espalda con ambos brazos y así nos dirigimos a mi habitación. Por muchas veces que lo haya visto en las películas o lo haya leído en los libros, la verdad es que, hasta ahora, ningún hombre me había levantado en sus brazos para llevarme a la habitación. Creo que me encanta la idea. Que Enzo me lleve en brazos a la habitación es, muy probablemente, mi nueva actividad preferida.

Bueno, hasta que Enzo cierra la puerta de una patada después de entrar. Creo que verlo cerrar puertas a patadas es mi nueva actividad favorita.

Me deja con delicadeza sobre la cama y, aunque en realidad me entristece que ya no me lleve en brazos, me alegra bastante estar debajo de él. Cada movimiento suyo es mejor y más sensual que el anterior. Se detiene un momento, todavía sobre mí, y desliza por todo mi cuerpo una mirada sensual, hasta detenerla en mi remera. La agarra con las manos para subírmela y yo me incorporo lo justo para que pueda pasármela por la cabeza.

Contiene el aliento al mirarme y empieza a tumbarse sobre mí, pero le empujo el pecho mientras niego con la cabeza. Le tiro de la remera para que entienda que ahora le toca a él. Sonríe y se la saca rápidamente pasándosela por la cabeza, para después volver a tirarse sobre mí. Lo empujo una vez más y él se incorpora a regañadientes al tiempo que me dedica una mirada entre divertida y molesta. Señalo sus jeans y él se baja de la cama: en dos rápidos movimientos, el resto de su ropa termina en el suelo de mi habitación. No sé muy bien dónde la tiró, porque tengo la mirada bastante ocupada en otro lado.

Se coloca de nuevo sobre mí y esta vez ya no vuelvo a interrumpir, sino que lo recibo rodeándole la cintura con las piernas y la espalda con los brazos, buscando sus labios otra vez.

Encajamos de un modo tan perfecto que es como si estuviéramos hechos con este único propósito. Su mano izquierda encaja a la perfección con la mía cuando me coloca el brazo por encima de la cabeza y me lo apoya en el colchón. Su lengua se funde por completo con la mía mientras juguetea con mis labios, como si estuviera diseñada precisamente para esto. Su mano derecha se adapta con exactitud a la parte externa de mi muslo cuando me clava los dedos en la piel y desplaza el peso del cuerpo para acoplarlo perfectamente al mío.

tal vez mañana | julián x enzoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ