Capítulo 2

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Parte 1: El Libro

Hacia calor en la habitación, las cortinas se movían suavemente en las ventanas, pero el aire parecía estar ausente. Bajo la tenue luz de la luna, Hazel podía sentir cómo el sudor le recorría la frente. Cada madrugada desde que se había mudado a esa casa, experimentaba la misma sensación. El reloj en la mesa de noche marcaba las 3:30 am, pero estaba detenido, como si el tiempo se hubiera detenido en ese momento. Una vez más, Hazel observó sus manos, que estaban cubiertas de un extraño y espeso líquido negro.

Intentó pronunciar palabras para expresar su miedo, pero se encontró incapaz de hacerlo. El ruido en el techo de su habitación volvió a resonar, como si alguien estuviera caminando sobre él en plena madrugada. El sonido se detuvo abruptamente. A continuación, Hazel escuchó un golpe al pie de la cama, lo que ya había aprendido a anticipar en cada madrugada. Su cuerpo, por alguna razón desconocida, lo arrastraba hasta estar frente a las puertas del armario.

Con las manos temblorosas, Hazel colocó sus manos sobre la madera de la puerta del armario, pero esta vez no ocurrió nada. No hubo ninguna manifestación sobrenatural. Sin embargo, el ambiente se llenó repentinamente de un frío intenso que parecía carcomerle hasta los huesos. La temperatura descendió tanto que Hazel podía ver su propio aliento en el aire.

Al mirar nuevamente sus manos, se dio cuenta de que estaban limpias, sin rastro del líquido negro que las cubría anteriormente. Se apartó rápidamente del armario al recuperar el control de sus piernas, pero cuando intentó volver a la cama, dos largas manos emergieron de la oscuridad y le nublaron la visión. Lo arrastraron consigo hasta el interior del armario, sumiéndolo en la total oscuridad.

*****

A la mañana siguiente, el sonido repentino del golpe de una jarra de jugo contra la mesa sacó a Hazel de su ensimismamiento. La luz brillante del sol entraba por las ventanas de la cocina, iluminando el espacio. Aún algo aturdido, Hazel dirigió su mirada hacia la jarra de jugo de naranja que su madre, Amelia, había dejado cuidadosamente frente a su plato de hotcakes.

-¿De nuevo una mala noche?-preguntó Amelia desde el otro lado de la mesa, preocupada por su hijo. Hazel, pasando una mano por sus cansados ojos, bufó en respuesta: -¿Eso te parece?-.

-Bueno, no dejes que una mala noche arruine tu...-Amelia se corrigió rápidamente, consciente de que estaban comenzando un nuevo día. -Nuestro primer día-.

Hazel, con sarcasmo evidente en su voz, respondió: -Qué emoción-Después de todo, aquel sueño recurrente había arruinado cada uno de sus días desde que se habían mudado. Las ojeras debajo de sus ojos eran una prueba evidente de ello. -Odio estar aquí-, soltó Hazel mientras miraba a su madre.

-Lo sé, cariño, pero prometiste darle una oportunidad a la escuela. Aprovecha este nuevo comienzo. Podría ser más interesante de lo que crees-, le sonrió Amelia, intentando animarlo. "Y para complementar la experiencia, un buen desayuno. Por cierto, te toca sacar la basura-, agregó señalando la papelera que estaba al borde del colapso.

*****

Unos minutos más tarde, Hazel depositó las bolsas de basura en el contenedor que se encontraba a un costado de la casa. El cielo estaba oscuro y nublado, sin rastro de sol. Hazel suspiró al ver cómo las oscuras nubes reclamaban el cielo como suyo. Volvió a dirigir la mirada hacia la casa, sabiendo en lo más profundo de su ser que su madre mentía sobre estar emocionada por comenzar desde cero. A diferencia de él, ella sabía cómo sobrellevar la situación.
Amelia no tenía otra opción más que apoyar a su esposa, Janeth.
Hazel también intentaba hacer lo mismo, a pesar de los extraños ruidos que escuchaba en su habitación y las pesadillas que lo atormentaban cada madrugada. Después de recorrer sus pensamientos, Hazel respiró hondo resignado y se dispuso a regresar al interior de la casa para agarrar su mochila. Sin embargo, algo llamó su atención. Escuchó lo que parecían ser pisadas detrás de él. No podía ser como en su sueño, podía escuchar claramente. Hace solo un instante estaba completamente solo y ahora alguien o algo lo acechaba. Su corazón latía desbocado en su pecho mientras se volvía para ver quién era.

Frente a él, estaba una chica a la que no reconoció. Intentó no soltar una maldición por la impresión, pero sus labios no pudieron contenerse y escapó un: -¡Carajo! ¿Acaso estás demente?.

-Algo-, le contestó la chica con una sonrisa enigmática. Hazel finalmente logró controlar su respiración y pudo apreciarla mejor. Era una chica de piel morena, con el cabello rizado y grandes anteojos. Tenía caderas anchas y era mucho más pequeña que Hazel. Parecía una intelectual con sus grandes anteojos, suéter a rayas y shorts de color café.

-Eres el nuevo vecino, ¿verdad?- volvió a hablar ella. -Parece que acabas de ver un fantasma-, añadió con picardía.

Hazel la miró por un momento y luego respondió: -Sí, a veces hasta yo me pregunto si he visto uno que otro fantasma.

-Pues viviendo en una casa como esta no me sorprendería. Es una de las más antiguas del pueblo-, dijo la chica, extendiéndole la mano. -Soy Tara Walters, por cierto. Tu vecina, como ya habrás deducido.

-Hazel. Me mudé hace una semana- respondió Hazel, estrechando su mano.

-Muy bien, Hazel. Por lo que me ha dicho tu mamá, también asistirás a la secundaria Abrahams- dijo Tara, mirando por encima del hombro de Hazel. Pudo corroborar lo que ella decía; su mamá, Amelia, estaba hablando plácidamente con otro matrimonio de dos hombres mientras preparaba el auto. Eran los padres de Tara. Hazel tenía la sospechaba de saber quien había enviado a Tara de manera poco casual para que se hicieran amigos.

-¡Mierda!-, soltó Hazel más fuerte de lo que quería.

-No te preocupes. El matrimonio homoparental de mis padres también suele usar esas tácticas sociales conmigo- dijo Tara con calma. -Bueno, chico nuevo, espero verte en la escuela.

-Claro-asintió Hazel.

Mientras Tara se alejaba, se volteó un momento y le dijo: -No te preocupes, en Maddison Falls los fantasmas suelen salir de noche- guiñándole un ojo.

Bienvenidos a Maddison FallsWhere stories live. Discover now