Ascenso

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—Al parecer dos de las lavanderas están trabajando más horas que la demás. -Dijo el joven eunuco con una sonrisa triunfante.

Eh... ¿A que se refiere? -Pregunto Maomao haciéndose la inocente.

El joven de cabello violeta iba a responder hasta que vio que la pelinegra iba a escapar aprovechando la pregunta de Maomao.

—¿A dónde cree que va, esta hermosa lavandera? -Dijo el joven poniendo una mano sobre el hombro de la chica, mientras ponía una amable sonrisa.

La verdad no me conviene que piensen que soy hermosa o puedo terminar en manos del emperador.

¡ASCO!

No quiero que ningún hombre me toque nunca y mucho menos ese viejo lujurioso.

Bueno, mientras me siga haciendo las pecas y use las vendas en los pechos, creo que estaré bien.

Bueno, lavandera si soy.

No quiero que ningún hombre me ponga una mano encima, ni un mitad hombre.

Tuzi retiró la mano que estaba sobre su hombro y se alejó mientras miraba con seriedad al eunuco.

—Síganme. -Les dijo el joven con una sonrisa ocultando su incomodidad por la acción de la pelinegra.

No... No me digas que nos van castigar por culpa de Tuzi. -Pensó Maomao mirando mal a su hermana.

Mao me debe de estar insultando mentalmente...Aunque no la culpo. -Pensó la pelinegra.

—Que extraño, en la ficha de ustedes dos decía que no saben leer ni escribir.

—Se habrán confundido, ya que somos de una familia muy humilde. -Dijo Maomao poniendo una voz tonta.



                                             ❦❦❦


Las dos mellizas entraron en un hermoso y lujoso salón y allí se encontraron con una de las concubinas de alto rango del emperador.

Llevaba a su bebé en brazos e inmediatamente se iban a reverenciar ante ella, pero la concubina fue más rápida y se reverenció ante unas confusas mellizas que se sobresaltaron al ver lo que la concubina hizo.

—¡No, por favor! -Dijo Tuzi.

—No merecemos esa clase de tratos y menos viniendo de una mujer de tan alto rango como usted. -Dijo Maomao.

—Realmente si lo merecen, ¡me siento tan agradecida con ustedes dos! Gracias a esa nota de advertencia, mi hija ha vuelto a gozar de buena salud.

—Ah, ¿seguro que no se han equivocado de personas...? -Tuzi fue interrumpida por el eunuco.

—¿Saben? Este trozo de tela en donde está escrita la advertencia es de los uniformes de las lavanderas.
¿De casualidad alguna ha rasgado y luego cosido su uniforme? -Este dirigió su mirada a las faldas de las mellizas.

Las mellizas se miraron entre ellas y asintieron.

Ya no había ninguna forma de negarlo, por mucho que ambas quisieran.

No querían ser castigadas y menos por mentirosas.

—Bien, nosotras somos las que han escrito aquella advertencia. -Dijo la peliverde con resignación.

—¿Y cómo supieron que los polvos son malos? -Preguntó el eunuco.

—Antes de llegar al palacio éramos boticarias y ya habíamos visto casos con aquellos polvos en las cortesanas. Muchas los utilizaban para lucir más bellas, pero perdían su belleza y luego su vida. -Dijo
la pelinegra.

—Ahora que hemos confesado, ¿qué podemos hacer por usted? -Preguntó la peliverde.

La concubina y el eunuco se miraron empezando a sonreír.

—Desde ahora serán asistentes mías. -Dijo la concubina con una gran sonrisa.

Las mellizas después se retiraron y se fueron a descansar, ya que mañana les tocaba empacar para irse al pabellón de jade.

                                             ❦❦❦

—¿Nuevas asistentes? -Preguntó el asistente del hermoso eunuco.

Así es, la concubina fue la que tomó esa decisión. -Dijo el joven de ojos amatista.

—Si son boticarias debe de cuidar que no se aprovechen de sus conocimientos o podría ser peligroso. -Dijo el asistente.

—No te preocupes por eso, yo mismo me encargaré de que no puedan hacerlo.

—Muy bien, entonces con su permiso me voy a retirar. Buenas noches.

—Buenas noches.

El eunuco se quedó pensando en lo que su asistente le dijo por un rato.

Bueno, supongo que por si acaso tendré que seducirlas.

La de cabello verde parece ser alguien tranquila y seria, pero su hermana...

Su hermana también se ve algo seria, pero es diferente.

Creo que voy a tener doble trabajo.


                                              
                                             ❦❦❦

Las mellizas se encontraban terminando de empacar para ir a su nuevo lugar de trabajo.

—¡Las voy a extrañar! -Dijo Xiaolan.

—Nosotras igual. -Dijo Tuzi.

—Yo también... -Dijo Maomao revisando las cosas.

—¿Necesitan ayuda para sacar algo más? -Preguntó la castaña.

—Creo que ya no falta nada más. -Dijo la pelinegra.

—Un momento, aquí faltan una hierbas que recogí. Ahora vengo, voy a buscarlas. -Dijo la peliverde con seriedad.

—¡Yo te acompaño! -Dijo la castaña.

Ambas se fueron y Tuzi no tuvo más remedio que quedarse a comprobar todo, mientras esperaba a que regresaran.

—¿Ya terminaron de empacar? -Dijo el eunuco.

¿Qué hace él aquí?

Se ve que tiene mucho tiempo libre.

¡ESPERA, ESPERA!

Es obvio que es uno de esos eunucos chismosos.

—Sí, mi hermana fue un momento a buscar algo que se le olvidó.

—Ya veo, ¿tú ya tienes todas tus cosas?

—Sí, señor.

—Entonces puedes adelantarte e ir al pabellón de jade ahora mismo.

—Entonces con su permiso me voy a retirar. -Dijo la pelinegra agarrando una caja.

—Te acompaño, yo también voy al pabellón de jade.

El eunuco le acaricio la cabeza mientras ponía una sonrisa coqueta, lo cual provocó que Tuzi pusiera una cara de horror.

~𝐹𝐿𝑂𝑅 𝐷𝐸 𝐿𝑂𝑇𝑂~Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon