Capítulo XXIV.

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En el capítulo anterior.

—Porque prefiero suicidarme o morir en tus manos antes de hacerte daño, mi sol. Porque conmigo no volverás saber de tristeza o amargura, porque voy asegurarme de hacerte tan malditamente feliz que olvidaras lo que alguna vez fue la soledad y la tristeza, amor.

 Porque conmigo no volverás saber de tristeza o amargura, porque voy asegurarme de hacerte tan malditamente feliz que olvidaras lo que alguna vez fue la soledad y la tristeza, amor

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—No sé cómo lo hiciste pero me tienes en tu red, Hyunjin. — ¿Qué ganaba con negarse que las cosas habían cambiado así de rápido?, Hyunjin lo hacía sentir mil cosas, esas desagradable y clichés mariposas en el estómago. —Ya no puedo hacer otra cosa que no sea ser egoísta, quiero que seas mío y escuchar cualquier apodo cursi solo para que al final del día me sigas diciendo amor. Citando tus propias palabras no sé qué nombre ponerle a todo lo que me haces sentir porque contigo lo siento todo al mismo tiempo. —Lo abrazo colocando su frente en el pecho de Hyunjin, entonces suspiró. — Imagínate, la ciudad está en llamas por doquier y solo me interesa que te calles y me beses de una vez.

—Con gusto, mi sol.

El beso comenzó lento, saboreando poco a poco la esponjosidad del labio ajeno, disfrutando de los suspiros entrecortados que le robaba a Felix, nunca había besado ni lo habían besado de esa manera, con necesidad y experticia, con ganas y suavidad, un equilibrio perfecto entre volverlo loco y ablandar su corazón.

Sin embargo aún tenían camiones en llamas alrededor de Ansan los cuales deberían apagar pronto, lo mismo con la bodega pero sabía que sus hermanos y sus hombres se estarían encargando de eso.

—Hay que trabajar —susurro sobre los labios húmedos de Hyunjin haciéndolo sonreír por como había cortado el ambiente romántico —, soy la peor conquista posible, pero...

—Eres controlador, lo entiendo —besó su frente —. Voy a reportarme como segundo al mando entonces. —Felix escucho atento —Chan y los chicos vienen con el cargamento aportas de llegar en unos cinco minutos más aquí —dijo luego de consultar su reloj.

— ¿Todo salió bien con eso?

—Si, al parecer actuamos lo suficientemente rápido como para que los japoneses llegaran a darse cuenta del cambio de planes.

—O solo nos dejaron creer eso —Felix era desconfiado por naturaleza, no se tragaba con facilidad el hecho de que todo hubiera salido así de bien —, llámame desconfiado pero no creo que este asunto sea así de fácil de manejar, estamos hablando de la Yakuza después de todo.

—Para eso te tenemos de regalo a dos posibles pájaros cantores, tal vez no puedes hacer trabajo de campo por algunos días, pero perfectamente puedes sentarte a disfrutar del espectáculo de tus hombres haciendo hablar a las ratas.

—Supongo que tal vez es un espectáculo digno de ver.

— ¿Estás seguro? No tienes que quedarte a mirar si eso a la larga terminara causándote pesadillas.

El Imperio de Apolo - Hyunlix.Where stories live. Discover now