Capítulo XXV.

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En el capitulo anterior. 

Finalmente dejo que se corriera, Felix mancho contundentemente las blancas sabanas mientras Hyunjin se corría dentro del condón, ambos cayeron agitados lado a lado en la cama, sudados como si hubieran follado dentro de la ducha.

—Jodida mierda... —exclamo Felix —jamás me habían follado así.

—Aprovecha de descansar mientras como algo, corazón. Solo es el comienzo de tu noche.

 Solo es el comienzo de tu noche

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Felix cayo rendido como a eso de las tres de la mañana, su cuerpo no podía mas aunque tuviera la voluntad de entregarse una vez más, bien podría haber dejado que Hyunjin se lo follara mientras dormía y aunque era tentador quería ser participe en todas las veces que lo hicieron esa noche.

Se sentía un anciano cogiendo con un adolescente, no sabía de donde Hyunjin había sacado tanta estamina, probablemente de todo el tiempo que lleva en abstinencia pero por su lado él se daba por vencido por lo menos hasta el siguiente día.

La noche comenzaba aclarar comenzando a convertirse en mañana cuando un ligero roce lo despertó, podía identificar yemas de dedos cálidas contra su piel fría, probablemente porque había estado muy destapado todo este tiempo, la conciencia fue llegando poco a poco pero la sensación eran tan agradable que aún no quería abrir los ojos.

—Sé que estas despierto, dulzura —susurro Hyunjin en un tono juguetón, Felix solamente rio.

— ¿Qué haces?

—Ocho... —susurro Hyunjin.

— ¿Ocho qué?

—Entre la espalda, el pecho y el estómago tienes ocho lunares, en la cara tienes 72 pecas y no sé qué estabas soñando pero sonreíste —peino el largo cabello de Felix tras su oreja —tu cabello es como acariciar nubes, claro... si supiera que textura tiene una nube.

—Eres muy dulce, Hyune —Hyunjin sonrió por el apodo —tienes de dulce lo que tienes de caliente, mierda... nunca me habían follado tanto.

—Y tan bien. —Acotó el azabache con orgullo —esos gemidos y esas caras definitivamente me dieron la pauta de que lo que hice te gusto mucho.

—Con sinceridad eres el único que ha hecho el trabajo completo, no solo meter y sacar —se recostó sobre su amante, sin intenciones sexuales, solo estar cerca y tocar su piel contra la suya —besos, palabras, caricias, dar órdenes cuando era preciso, preguntar si estaba bien cuando debías y dejarme descansar cuando no pude más.

—Es lo que haría cualquier persona ¿no?

—No todos, bombón —le guiño un ojo y Hyunjin se sonrojo hasta las orejas —No puede ser, casi me reventaste el culo ¿Pero te pones tímido con un piropo?

El Imperio de Apolo - Hyunlix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora