¿En busca de un nuevo empleo o de un nuevo amor?

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- Martha, en serio necesitas encontrar un empleo, hay demasiadas facturas que pagar y yo sola no puedo - Decía Madison leyendo las facturas que sostenía en sus manos.

- Lo sé, y justo ayer encontré un anuncio en el periódico en el que están buscando personal para trabajar en el "Club Golf Park" al parecer la llegaba de los ricos al pueblo ha acelerado la temporada de golf - le dije con la boca llena de una tostada que me estaba desayunando, a penas se me entendía lo que decía.

- Si, estos ricos están arruinándonos la vida, desde que llegaron los impuestos han aumentado - decía con su boca pegada al vivo de su tasa de café mientras lo soplaba un poco.

- Será mejor que tome un baño y vaya a ver si puedo conseguir ese trabajo - le dije recogiendo mi tasa de café y mi plato lleno de migajas y con una tostada que me había sobrado media mordida.

- ¿Y de qué es el trabajo? - me preguntó siguiéndome con la mirada sin despegar sus labios de su tasa de café la cual sostenía con las dos manos.

- No lo sé, pero sea lo que fuese lo pienso tomar. Lo más probable es que sea sirviendo tragos a los viejos ricos - le respondí mientras lavaba mi tasa y plato.

- Vale. Yo será mejor que me vaya porque no quiero que me despidan por llegar tarde, suerte linda - me dijo mientras se ponía de pie, tomaba su jersey y su bolso, me da un beso en la frente, se marcha.

- Gracias, y gracias por no lavar tu plato - le grito mientras ella cierra la puerta de un portazo.

Tomé una ducha rápida y salí en dirección a al Club de golf. En el mundo hay muchas cosas que odio, como escuchar a la gente haciendo ruido al tomar sopa, el desorden, la suciedad entre otras muchas cosas más, pero no odio esas cosas como suelo odiar el transporte público, en serio odio tener que esperar por un bus y luego tener que aguantar que todo el mundo te tope, te roce o te ensucien cuando están sudados y cosas así, es lo que más odio en el mundo. Pero como no tenía un auto, tenía que aguantar todo esto cada vez que tenía que ir a algún sitio. Esa mañana tuve que tomar dos autobuses para poder llegar hasta el club de golf, pero finalmente sobreviví y pude llegar. Sin duda ese club es un lugar para ricos, el césped completamente verde siendo regado por regaderas de agua automáticas, mientras que su celoso guardián, el jardinero quitaba muy inescrupulosamente las flores secas de las jardineras. Todos vestían al mismo estilo, sus sudaderas polos metidas por dentro de los pantalones, un suéter sobre los hombres dejando caer las mangas por el pecho o amarradas en el mismo y zapatillas blancas en el caso de los hombres, mientras que las mujeres solían usar una blusa blanca o azul por dentro de las sayas acompañadas de zapatos de corte bajo también blanco a juego con una gorra; pequeños carros de golf conformaban el tránsito dentro de las calles del club. A donde quiera que miraba los podía ver bebiendo champán y comer varios platos de la alta cocina, sin duda los ricos viven en otro mundo muy diferente al de la clase pobre. Sin las escaleras y un hombre que estaba parado detrás de una especie de podio me preguntó amablemente:

- ¿En qué puedo ayudarle señorita? - me mira de arriba abajo, su mirada es un poco desagradable, es como de vergüenza ajena, nada que ver con su tono de voz.

- Hola, vengo por el anuncio de empleo

- Oh, espere aquí un momento, voy a llamar al encargado

-Está bien - me miro a mi misma, me sacudo mi vestido y paso mis manos por mi pelo.

Mientras más miraba a mi alrededor, empezaba a sentirme un poco ridícula porque para nada estaba vestida para la ocasión y las risas de algunas señoras al fondo me hacían sentir más insegura, creía que se burlaban de mí. El chico vino con el encargado el cual vestía con un pantalón negro, una camisa blanca por dentro del pantalón y una pajarita negra a tono con sus zapatos corte finos.

Pecado Original Where stories live. Discover now