Capítulo 23 - Tú eres la razón

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Ahí va mi corazón latiendo
Porque tú eres la razón
De que esté perdiendo el sueño
Por favor regresa ahora


Ainhoa tení­a pocas cosas claras en la vida , pero sin duda ... una de ellas era que una vida sin Luz le parecí­a inconcebible.

Estaba segura de que sin ella no iba a poder seguir.

Que no iba a haber nada más extraordinario en una vida sin Luz.

Que todo lo que se sucedier­a después de Luz, no tendrí­a sentido alguno.

Que serí­a poner un parche a una herida que quedarí­a abierta para siempre.

Pero ahora , con la mano de Luz aferrándose a la de ella , la vida volví­a a tener color.

Habí­an pasado doce horas desde que Luz habí­a despertado , y era la primera vez que Ainhoa tenía un momento a solas con ella.

Estaba enfadada con Clara , luego del gravísimo error en cuanto a la penicilina , Ainhoa jamás volvería a confiar en ella , jamás volverí­a a mirarla con los mismos ojos. Y cuando su superiora no la dejó presenciar las pruebas cognitivas que le realizaron a su novia , la pelirroja se vio sumida en un momento que jamás olvidaría.

Le daba vueltas al asunto, e intentaba encontrarle lógica alguna mientras hací­a caso omiso a las miradas de pena que los Romaña le daban cada vez que pasaba a su lado y aunque Jon habí­a intentado hablar con ella , Ainhoa sabí­a mejor , sabí­a que aquella era una conversación a tener con su novia .

Y ahora que su cabeza se llenaba de nuevos miedos y dudas , sólo podí­a hacer una cosa mientras esperaba que Luz despertara, su cosa favorita.

Llevaba unos minutos así­, pero Ainhoa sabí­a que podrí­a hacerlo toda la vida , que querí­a hacerlo toda la vida.

Un pequeño suspiro pesado escapó de sus labios.

Y entonces , una voz rasposa y cansada le habló.

- Yo creo que son cinco, pero si ves algo raro me avisas , ¿vale? - hizo Luz de repente.

El mundo se detuvo y volvió a girar , todo en el mismo segundo. Todo en un instante.

Ainhoa se puso de pie , y la besó.

Chiquito , muy chiquito.

Apenas haciendo presión sobre los labios aún fríos y partidos de Luz.

No le importaba , podrí­a besarla sin que se hubiera lavado los dientes , joder.

Porque tenía en claro , que la única vida que querí­a era una junto a Luz. Sin importar qué ni quién.

Apoyó la frente sobre la de la morena, cerrando sus ojos y se quedó allí­ un momento.

- Hola - hizo la morena bajito , su voz fallándole al final.

- Hola mi amor - le devolvió Ainhoa.

Luz no desprendí­a sus ojos de ella.

La miraba , la miraba profundamente.

Tení­a la mirada cansada , y uno de los golpes del coche todavía­a se hací­a presente en su ojo a pesar de los días.

Pero no importaba , joder. Nada más importaba.

Luz estaba allí, con Ainhoa.

Con su mano aferrada a la de ella.

Y todo volví­a a tener sentido. Y todo volví­a a ser posible.

Un acto de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora