Epílogo

4 2 0
                                    

Es tan curioso…

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Es tan curioso…

Sí, tan curioso cómo la vida puede sorprendernos de maneras que nunca, jamás, hubiéramos imaginado.

Esas sorpresas, pueden ser gratas y llenarnos la vida de grandes alegrías, alegrías que quedarán guardadas para siempre en lo más profundo de nuestra memoria, dónde nada, ni el tiempo o la distancia, las podrá borrar.

Sin embargo, muchos de esos momentos también pueden ser malos. Y tan traumáticos que, de la misma manera, quedarán grabados por siempre en nuestros recuerdos.

Esos malos momentos, pueden llegar en forma de horribles tragedias que cambiarán para siempre nuestro rumbo; tragedias que, asimismo, cambiarán nuestra esencia y quiénes somos en realidad, porque sin importar lo que hagamos, esos recuerdos nunca se irán, sino que se quedarán con nosotros hasta el último día de nuestras vidas, siguiéndonos muy de cerca, como si de nuestra sombra se tratara y convirtiéndonos en alguien que, a lo mejor, no debíamos ser.

¿Cómo saber cuál de esas sorpresas, tocará a nuestra puerta?

Ni idea. Creo que no hay forma de saberlo, pero como diría una vieja amiga… Dios obra de maneras misteriosas y nunca sabemos qué tan misteriosas pueden llegar a ser, por lo que sólo nos queda estar preparados y enfrentar lo que nos venga.

Bajo la vista por segunda vez, distinguiendo de reojo como el aire mueve con lentitud mi cabello, mientras el sol se encarga de hacerlo lucir resplandeciente, sobre todo por el color dorado que siempre lo ha caracterizado y al cual, amo con mi alma. Es una dicha para mí ver que, luego de tanto tiempo, al fin, ha vuelto a crecer y una vez más, éste cae hasta debajo de mis caderas, como una suave cascada hecha de oro.

O bueno, eso era lo que mi amiga solía decir cuando lo veía. ¿Qué tendría en la cabeza para pensar así? ¿Soy una clase de diosa, acaso? No, no lo soy. Soy sólo una mujer común y corriente que también se equivoca y comete errores, como todos los demás; una mujer que hoy, ha decidido visitar ese lugar que tanto le desagrada, sólo porque es una fecha especial.

«Aquí estoy, otra vez, justo como lo prometí. ¿Me extrañaste?»

—No esperaba verte aquí hoy.

La mente humana es compleja. Y la mía, se niega a obedecerme, pues no puedo evitar alzar la vista ante el sonido. Y un inquietante peso se adueña de mi estómago al reconocer de quién es la voz.

Me giro con lentitud, dejando que transcurran algunos segundos, antes de encontrarme con ese rostro que tanto había extrañado y al cual, no miraba desde hace mucho, mucho tiempo.

Es ella… no me cabe la menor duda. Reconocería esa mirada azul en cualquier parte del mundo.

Supongo que el paso del tiempo ha tenido su “efecto” en ella. Los rasgos de aquella chica a la que conocí en secundaria, se han desvanecido casi por completo, llevándose con ellos ese tono azul que solía decorar su cabello hace apenas unos años, dejándolo justo como el primer día que nos vimos, de color negro. No obstante, sus facciones no se parecen en nada a las de aquel entonces y aquella mirada que solía llevar la tristeza impresa en ella, hoy no demuestra nada. Es tan fría… que podría helarte la sangre sólo con mirarte.

El Asesino Arcoíris © || COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora