22.-

87 17 7
                                    

¡Recuerda dejar tu comentario, así me animas a continuar con esta historia!

**************


La pintura mate de color negro del guantelete casi pareció camuflarse con la oscuridad que inundaba a Sorgan aquella noche. Los dos mandalorianos y en el pequeño niño estaban reunidos alrededor de una pequeña fogata que iluminaba una pequeña parte del lugar.

"¿Cuándo nos vamos a ir de aquí?" Preguntó la niña, quien estaba abrigada por su poncho de color negro, hacía algo de frío y también tenía algo de sueño "No me gusta este lugar"

"Mañana con la primera luz del día nos iremos" Le prometió Din "Necesitaba un descanso"

Bo-Katan enarcó una ceja al escucharlo, llevaba su casco puesto por petición de su Vod, puede que el planeta no estuviera habitado en su totalidad, pero eso no significaba que no fuera peligroso "¿Cansado de qué?" Preguntó la niña con curiosidad.

Din hizo una mueca bajo el casco "Es complicado" Le dijo a la niña sin saber cómo explicar muy bien lo que sentía, las pocas veces que habló de cómo se sentía fue con su madre, y ahora ella no estaba.

El bebé balbuceó un par de cosas, Bo y Din lo observaron, se había quedado dormido en su cuna flotante.

"Parece que tuvo un día bastante intenso" Din observó al bebé dormido profundamente, parecía bastante cansado.

"No paraba de caminar de un lado a otro" Le dijo Bo al mandaloriano mayor "Parece que también necesitaba un poco de aire fresco"

Din asintió, escuchando a los pequeños insectos grillar, aquello en cierto modo le recordó a su tiempo en el encubierto. Extrañaba las antiguas minas y los pasillos de piedras, extrañaba a su familia. Extrañaba vivir bajo las reglas del credo.

No es que él fuera un desagradecido, cualquier mandaloriano en su posición estaría muy contento. No tenía que trabajar, no tenía que volver a ser un cazarrecompensas y poner su vida en peligro. Ahora era señor de una provincia, tenía su propia cuenta en el clan bancario con una buena suma de créditos y adicional, de ahora en delante de forma mensual, una gran parte del recaudo de los impuestos de Keldabe irían a su cuenta.

No tenía que preocuparse más por el dinero, pero...

No se sentía bien.

Era absurdo, pero no se sentía feliz.

Estaba feliz por estar vivo, pero...

Din detuvo sus pensamientos cuando escuchó que alguien se aproximaba entre los árboles. Si era un enemigo, estaba haciendo un mal trabajo al tratar de acercarse con sigilo. Se colocó de pie de forma automática mientras ambas manos se posaban sobre sus blasters.

Un momento después, salieron dos hombres entre los árboles: uno era joven y el otro un poco mayor, y ninguno de los dos parecía muy seguro de hablar. Hasta que, el menor de ellos tomó el suficiente coraje.

"Disculpe." Murmuró con voz nerviosa.

Din enarcó una ceja bajo el casco, por la forma en que vestía parecía un lugareño del planeta. "¿Los puedo ayudar en algo?" Preguntó, no fue grosero, pero tampoco amable.

Los dos hombres se vieron entre sí, antes de asentir.

"Bandidos, señor" Exclamó el más viejo "Tenemos dinero"

Bo-Katan se colocó de pie al escucharlos "¿Vod?" Casi fue una pregunta.

Los ojos de los dos hombres se fijaron en la pequeña figura con armadura que acompañaba al mandaloriano.

La odisea de Bo-Katan Kryze y Din DjarinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora