Misa Misa entra en acción

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Misa Amane estaba totalmente enfadada con su novio. No solo la había plantado en esa noche tan fría, si no que no se había dignado ni a devolverle la llamada tras haberle colgado.

Era cerca de medianoche cuando ella había regresado a su apartamento, el shinigami que la había seguido por todos lados se acomodó en una de las esquinas de su habitación y esperó a que ella le dirigiera la palabra. La rubia estaba totalmente decepcionada, no solo había notado el poco interés de parte de su novio si no que había notado que este estaba en algún lugar divirtiéndose sin ella.

-¿Por qué, Light?- pensó en voz alta. - ¿Por qué no puedo ser la única que ocupa tu mente?

Misa se sentía desanimada, no importaba lo que ella hiciese, no lograba captar toda la atención de su novio. Light Yagami solo quería una cosa, convertirse en el dios del nuevo mundo. No es que ella no comprendiese los objetivos de su novio, total, él era su salvador, aquel que la había librado de morir a manos del mismo asesino que mató a toda su familia.

Ryuk, el shinigami dueño de la Death Note que poseía Light, la observaba desde lejos.

-Mocosa ilusa- pensaba para sí mismo – Light solo la usará para no tener que sacrificar la mitad de su vida. En verdad que los humanos son seres muy interesantes.

-Si quieres ser la única para Light debes buscar la forma de facilitarle el camino – mencionó el shinigami, llamando así, la atención de la rubia.

-¿A qué te refieres?- preguntó Misa. La esperanza brillaba en sus ojos; para ella no había nada más importante que ganarse el amor incondicional de su caballero.

-Podrías encargarte de eliminar al detective que persigue a Light- mencionó como si fuese algo de lo más normal.

-Claro-la rubia había recobrado la esperanza perdida- Si mato a L, Light me lo agradecerá y se enamorará de mí. Sin duda es perfecto.

Misa Misa se había perdido en sus pensamientos, parloteaba incansablemente sobre lo agradecido que estaría Light, de como la trataría y de que hasta le propondría matrimonio. Exacto, para Misa Misa, todo eso era perfecto.

...

La mañana llegó, la rubia había despertado de mejor humor al tener el conocimiento de una nueva oportunidad para ser amada. Como siempre, se arregló con su tradicional estilo lolita y se sentó a tomar desayuno. Su celular había estado en silencio, cosa que le desagradaba totalmente.

La noche anterior había estado enfadada con Light por no devolverle la llamada, lo olvidó al centrarse en obtener su amor; sin embargo, ese sentimiento de enfado resurgió al darse cuenta que su novio no le había mandado ni un miserable mensaje para preguntarle cómo estaba o desearle un buenos días.

-Light, idiota- gritó a todo pulmón la muchacha. No soportaba el sentirse olvidada.

No pudiendo controlar su enfado, lanzó la vajilla que se encontraba sobre la mesa al suelo. No era típico de ella mostrar esas escenas violentas pero con el paso de los días se había vuelto más posesiva respecto a Light.

-¡Ryuk!-llamó la muchacha. Nadie le respondió.

Misa buscó con la mirada al shinigami que había estado en su habitación la noche anterior pero no lo encontró.

-¡Estúpido shinigami! ¡Estúpido Light! –fue lo único que dijo antes de coger su cartera y salir de su hogar.

Se colocó sus gafas negras y caminó entre la multitud. A pesar de estar con una expresión neutra en el rostro se podía sentir su enfado a más de dos kilómetros a la redonda.

Amándonos en la oscuridadWhere stories live. Discover now