Amándonos en la oscuridad

Desesperación

Todos los investigadores que habían presenciado aquella escena salieron del lugar intentado hacer el menor ruido posible. No estaban acostumbrados a presenciar ese tipo de dramas y mucho menos entre el famoso detective británico y el hijo de su jefe.

Lo siguiente que Light notó fue a su padre parado a su lado y con una mano colocada sobre su hombro en señal de apoyo. El castaño soltó un suspiro y negó con la cabeza antes de mirar a su progenitor en busca de algo de confort.

Soichiro quería creer que su hijo era inocente. Verlo decaído de esa manera lo hacía regresar a la época en donde Light era un niño que disfrutaba de jugar a los policías con él. L podía equivocarse, eso era probable. Quería pensar que el único error que su hijo había cometido era el de haberse involucrado con la modelo. Negó con la cabeza e intentó mostrarle una sonrisa a su muchacho.

Light no podía ser Kira.

– Jefe... – la voz de Matsuda interrumpió el momento silencioso de padre e hijo – Debemos irnos – dijo mirando disimuladamente a Light – Watari ha recibido instrucciones de L.

Soichiro asintió y luego de darle unas cuantas palmadas a su hijo desapareció de la habitación junto con el de cabello negro.

Light siguió a su padre con la mirada hasta que este este estuvo fuera de su alcance. Suspiró otra vez y tomó asiento en uno de los tantos sillones disponibles. Se sentía agotado mentalmente. El arresto de Misa había sucedido más pronto de lo previsto y las palabras de Ryusaki, o más bien L, solo eran la cereza del pastel llamado problemas.

No estaba seguro de su siguiente movimiento. Por primera vez en su vida se sentía completamente perdido. Intentaba ver la situación desde todos los ángulos posibles y en ninguno lograba encontrar la probabilidad de lograr un nuevo mundo y quedarse con el chico.

Suspiró como nunca y se puso de pie. Viendo que no había nadie a su alrededor avanzó rumbo al que sería su cuarto y se encerró.

Quizá las ideas aparecerían si él lograba dormir un poco. Por el momento ya no podía intervenir más. La suerte estaba echada y él solo esperaba que estuviera de su lado.

...

L se encontraba frente a una pantalla.

Los detectives japoneses entraron en la habitación y segundos después apareció la imagen de Misa Amane en una de las pantallas.

El resto de detectives lanzó un suspiro de sorpresa e intercambiaron una mirada de desconcierto e incomodidad al ver a la joven.

La joven Amane estaba encerrada dentro de una celda de 4 paredes y con una sola salida que se cerraba por fuera. Sus brazos estaban sujetos por algo que parecía ser una camisa de fuerza y sus piernas se encontraban abiertas siendo sujetadas de igual manera; además, sus ojos estaban cubiertos por un antifaz de metal.

– Ryusaki – la voz de Soichiro Yagami hizo eco en la habitación – ¿Qué significa esto? – dijo sin poder quitar la vista de la muchacha.

– La detuve bajo la sospecha de ser Kira – habló el británico - Es algo absolutamente necesario – dijo L al escuchar la queja del padre de su, ahora, ex novio – Aún no sabemos el método en que Kira opera. Hasta que podamos descubrir cómo es que asesina a las personas, todos los sujetos que puedan ser considerados sospechosos serán tratados de esta manera.

– Es posible que Amane sea culpable, pero aun así – refutó el detective de mayor edad.

– Quizá, pero necesitamos que ella hable. Una confesión de cómo logra matar a la gente o si conoce a alguien además de ella que sea Kira – dijo pensativo – Hasta entonces Light seguirá bajo sospecha – añadió.