4

163 19 1
                                    

4

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

―¿Verdad o reto? ―repite Bea, y veo la intriga enfrentada con el alivio en esos hermosos ojos marrón claro. Estaba deslumbrante en las fotos que acompañaron la verificación de antecedentes que ordené, pero es aún más hermosa en persona. Claramente, ninguna cámara podría captar adecuadamente su belleza.

Le sonrío mientras alcanzo su cabello largo, oscuro y revuelto por el viento, con curiosidad por saber qué pensaba que diría. Se lo aparto de la cara, pero no soy rival para la brisa que insiste en jugar con sus largos mechones.

―¿Es mucho pedir?

Ella niega con la cabeza y sonríe, dejándome sin palabras. Maldición. No pensé que pudiera volverse más hermosa, y luego sonrió. Esto es un jodido desastre. Se suponía que mi futura esposa no debía hacerme sentir tan cautivado.

―Para nada. Juguemos, pero con un ligero giro. Por cada pregunta que se haga sobre la verdad, ambos tenemos que responder.

Asiento, totalmente sorprendido por ella. Ni siquiera planeaba hablar con ella esta noche, y nunca en un millón de años hubiera esperado que ella chocara físicamente contra mí de la forma en que lo hizo. No es así como pensé que sería esta noche, pero sería una tontería si dejara pasar esta oportunidad.

―Tienes un trato. Entonces, dime, Bea.
¿Verdad o reto?

Ella estudia mi rostro por un momento y la inquietud se apodera de mí. ¿Me reconoce, incluso con la máscara? Quizás debería haberle dado un nombre falso, después de todo. Teniendo en cuenta sus antecedentes y educación, no le resultará difícil descubrir quién soy. No aparezco en los medios con tanta frecuencia como mis hermanos, pero tampoco he podido evadirlos por completo.

―Verdad.

Sonrío y me acerco a ella, hasta que su pecho me roza. Sus ojos se abren y mi corazón comienza a latir un poco más rápido mientras coloco mi mano en su espalda baja antes de inclinarme.

―¿Eres realmente soltera, Bea? Tu amigo me ha estado viendo desde el momento en que notó que estábamos tomados de la mano y no estoy muy seguro de qué pensar al respecto.

Ella levanta una ceja y mira por encima del hombro para encontrar al tipo en cuestión viéndonos. Él parece sorprendido cuando ella lo descubre viendo y le lanza una sonrisa vacilante.
Puro placer me recorre cuando coloca su mano sobre mi pecho y la desliza hacia arriba hasta
que la envuelve alrededor de mi nuca, antes de girarse hacia mí.

La posesividad y el deseo me atrapan fuerte y rápido mientras ella se pone de puntillas para hablarme al oído, su voz apenas logra superar el
ruido en el bar, tomándome completamente por sorpresa.

―Soobin y yo somos amigos desde la primaria. Somos muy cercanos, pero no pasa nada entre nosotros, y nunca ha pasado nada. Estoy tan soltera como puedo estarlo.

LA PROMETIDA SECRETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora