9

48 11 4
                                    

9

Por primera vez desde que tengo uso de razón, me despierto con una sonrisa en el rostro, con el perfume de Bea persistiendo a mi alrededor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por primera vez desde que tengo uso de razón, me despierto con una sonrisa en el rostro, con el perfume de Bea persistiendo a mi alrededor.
No estaba seguro de qué esperar, pero no pensé que sería tan fácil hablar con ella.
Realmente disfruté su compañía y la química entre nosotros... era irreal.
Ninguno de los dos quería que la noche terminara y nos quedamos despiertos hasta tarde, bebiendo vino y jugando a verdad o
reto, hasta que ya no pudimos mantener los ojos abiertos.
La llevé a mi cama y le di un beso de buenas noches y, por primera vez en años, me quedé dormido junto a alguien.
Mis ojos se abren mientras alcanzo a Bea con el mayor cuidado posible, para no despertarla... solo para encontrar su lado de la cama frío y vacío.
Me siento sorprendido, mi mirada recorre la habitación en busca de ella, solo para detenerme en la nota dejada en mi mesa de noche.
Mi corazón se hunde cuando la levanto.

Sacudo la cabeza mientras llevo su nota a mis labios y cierro los ojos, incluso huele a ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Sacudo la cabeza mientras llevo su nota a mis labios y cierro los ojos, incluso huele a ella. Suspiro mientras me dejo caer sobre la almohada, y mis pensamientos se aceleran.
Ella sabe quién soy y aun así se alejó.
¿Está tramando y jugando un juego elaborado en el que estoy cayendo?
Muy pocas mujeres dejarían pasar la oportunidad de acercarse a mí y me sorprende que Bea lo hiciera.
Su verificación de antecedentes reveló cuán involucrada está en los proyectos de su papá, por lo que no hay forma de que no sepa en qué estado se encuentra su empresa.
Seguramente se da cuenta de que yo podría ayudar.
¿Por qué se alejaría cuando está en una posición perfecta para usarme a su favor?
Veo fijamente el techo por unos momentos, sin saber qué hacer con ella.
¿Es todo esto una artimaña elaborada?
Suspiro mientras tomo mi teléfono, con mi mente en Bea mientras me desplazo por mi lista de contactos hasta que encuentro a uno de mis amigas más cercanas.
Dudo por una fracción de segundo antes de hacer clic en el nombre de Leia Astor.
―¿Tae?
―Leia, cariño. Necesito un favor.
―No ―responde al instante.
―¿Ni siquiera vas a escucharme?
Ella se ríe, con el sonido de sus hijos jugando de fondo.
―Cada vez que me llamas pidiendo un favor, es algo raro.
Me paso una mano por el cabello y sonrío.
―Eso no es cierto, Ley.
―La última vez que te ayudé, me hiciste automatizar partes de tu último auto, pero convenientemente olvidaste decirme que habías
programado todo el sistema operativo para decir cosas lascivas en la voz de tu hermano.
Reprimo mi risa.
Eso fue jodidamente divertido.
―Ojalá hubiera filmado la cara de Min Yoongi cuando hice la demostración.
Estoy devastado porque mis hermanos no me dejaron ponerlo en el último auto, se habría vendido aún mejor si hubiera tenido la voz de
Min Yoongi.
Leia se ríe.
―Para ser justos, no te equivocas. La voz de ese hombre es deliciosa.
―¡Oye! ―escucho desde el fondo a Jung Hoseok.
Leia se echa a reír y, segundos después, tengo a su esposo al teléfono.
—Jeon Taehyung ―gruñe.
—Déjame adivinar, estás llamando para corromper a mi esposa.
¿En qué tipo de problema se están metiendo ustedes dos ahora?
―Hoseok un placer, como siempre. ―Mi tono contrasta totalmente con mis palabras.
Él resopla, claramente no le hace gracia hablar conmigo.
Me encanta irritarlo.
Es como mis hermanos, completamente obsesionado con su esposa y muy fácil meterse con él.
―¿Qué quieres? ―ladra.
―Un favor de parte de ustedes dos, en realidad.
―Absolutamente no.
―Cuidaré a tus hijos para que Leia y tú puedan pasar un par de noches sin niños.
Él se ríe.
―Tengo unos suegros fantásticos a los que les encanta cuidar a los niños.
Maldita sea.
―Agregaré unas vacaciones con todos los gastos pagados en cualquier resort de los hoteles
Jeon. ―Está en silencio, contemplándolo.
Es casi imposible sobornar a un Astor: son tan ricos como nosotros.
Aunque tengo que intentarlo.
—Jet privado. Te llevaré yo mismo si quieres.
―Solo está jugando contigo ―grita Leia desde un poco más lejos, escuchándome claramente por el altavoz.
—Solo dime qué es. Puedo decir que estás ansioso, Tae.
Sea lo que sea, sabes que siempre te ayudaré.
Dudo por un momento.
―Quiero un puesto de profesor invitado en Astor College.
Me gustaría hacerme cargo de la clase de Mecatrónica que impartes, Leia.
―¿Eso es todo? ―pregunta Jung Hoseok, con la voz llena de sospecha.
Él y su familia dirigen el Astor College, por lo que no será difícil para él concederme este favor, pero considerando lo mucho que lo he molestado a propósito en el pasado, no tengo ninguna duda de que está tentado a decir que no.
―Sí. Solo un semestre, una clase.
― Lo tienes, Tae ―dice Leia, lo que hace que su esposo gima.
―Estas bromeando, ¿verdad? ―murmura, el sonido es ahogado.
―No seas mezquino ―Leia susurra y grita en respuesta, y prometo en ese mismo momento dejar de meterme con Jung Hoseok Astor.
—No estoy segura de lo que estás haciendo, Tae, pero pronto tomaremos unas copas y me contarás. Algo te pasa y quiero saber qué es.
Sonrío para mis adentros, muy tentado de contarle todo sobre Bea, pero sabiendo que no debería hacerlo.
Demonios, ni siquiera yo debería saber nada de ella.
En el fondo de mi mente, sigo pensando en lo que
dijo Rowoon acerca de que nuestro compromiso aún no está confirmado.
Las palabras parecen más siniestras ahora que antes.
―Hay alguien de quien quiero saber un poco más, y ella es una estudiante en Astor
College ―termino admitiendo, incapaz de ocultarle mucho a Leia.
—No puedo entenderla del todo, y solo necesito
observarla un poco más.
Se queda en silencio, sin duda recordando la forma en que se enamoró de su propio profesor, cuando Jung Hoseok era su supervisor de tesis.
―Bueno... no hagas nada que yo no haría ―dice, momentos antes de que su esposo se eche a reír en el fondo.

 no hagas nada que yo no haría ―dice, momentos antes de que su esposo se eche a reír en el fondo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
LA PROMETIDA SECRETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora