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―Olvidé preguntarte, pero ¿estás disfrutando estar de regreso en casa? ―pregunta Soobin mientras entramos juntos a la clase de Tae, conlos nervios por las nubes

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―Olvidé preguntarte, pero ¿estás disfrutando estar de regreso en casa? ―pregunta Soobin mientras entramos juntos a la clase de Tae, con
los nervios por las nubes.
—Estoy considerando mudarme también en
lugar de encontrar mi propio lugar después de graduarme. Podría ayudar más a mi mamá, pero no estoy seguro de eso.

Me muerdo el labio por un momento, la culpa me recorre.

―Me encanta ―le digo, sintiéndome incómoda por la forma en que estoy tergiversando la verdad.
—Sabes que nunca me gustó tanto vivir en el campus como estar en casa.

Cuando regresé a casa antes de la boda, le dije que era porque estaba preocupada por mis papás porque a la empresa no le estaba yendo bien
y que quería estar ahí para ellos. Él apoyó plenamente mi decisión y me aplaudió por poner a mis papás en primer lugar, y eso me hizo sentir aún peor.

Soobin asiente y me rodea con el brazo.

―Te extraño. Era divertido poder tomar un café a medianoche en un intento de permanecer despierto y estudiar un poco más.

Sonrío y me inclino hacia él brevemente antes de alejarme para tomar asiento.

―Lo sé, yo también extraño eso, pero aún podríamos hacerlo si quisieras. Solo envíame un mensaje de texto la próxima vez que quieras estudiar hasta tarde.

Por un momento, pienso en cómo reaccionaría Tae si me escabullera de nuestra cama a medianoche para ir a tomar un café con Soobin, y no puedo evitar reírme para mis adentros, ganándome una mirada confusa de Soobin.

Las últimas semanas han sido un torbellino mientras Tae y yo intentamos equilibrar nuestras vidas y nuestro matrimonio. Hemos estado viviendo en una pequeña burbuja de nuestra propia creación mientras nos conocíamos, nuestros días llenos de nuestras respectivas responsabilidades mientras nuestras noches las pasamos jugando rondas de verdad o reto que inevitablemente nos llevan a caer juntos en la cama. Ha sido divertido, pero se siente un poco precario, guardar secretos es más difícil de lo que pensaba.

Mi corazón da un vuelco cuando Tae entra en la habitación y sus ojos encuentran los míos al instante. Sonrío involuntariamente, el calor sube
por mis mejillas y Soobin pasa su brazo alrededor de mis hombros, inclinándose y robándose mi atención.

―¿Te diste cuenta? ―pregunta, con tono escueto.
—Sigue haciendo alarde de su anillo de bodas, debe estar muy feliz con su esposa.

La mirada de Soobin recorre mi rostro y lo veo con los ojos muy abiertos.

―Bien por él ―murmuro, sin saber qué más decir.

Él se reclina, aparentemente satisfecho con mi respuesta. Mi esposo, por otro lado, no parece nada feliz. Aprieta la mandíbula y ve fijamente a Soobin por un momento, antes de girarse hacia la clase.

LA PROMETIDA SECRETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora