Martin lo tomó de la mano y, después de haber cerrado la puerta de su cuarto, lo guio hasta la cama, en dónde le obligó a sentarse. No pasó mucho cuando volvió a tenerlo encima, menos cuando lo besó de nuevo. Tampoco iba a ser él quien se quejase.Notó dos manos traviesas bajarle la cremallera de la chaqueta que llevaba, dejándola caer por sus hombros hasta que dio a parar en algún lugar del suelo. Y luego notó los mismos dedos tirar de su camiseta hacia arriba, sacándosela por la cabeza en un movimiento veloz, dejándole completamente desnudo de cintura para arriba.
"Martin, tranquilízate. No me voy a ir a ningún lado" le dijo, a sabiendas de que él se estaba sintiendo igual o más desesperado.
"¿Y si sí lo haces?" preguntó, nervioso.
"Te juro que no."
Juanjo se permitió disfrutar de las caricias de Martin sobre su pecho, ahora más controladas y seguras, mientras seguía besándole y disfrutando del sabor de su boca. La suavidad de sus labios le resultaba casi adictiva. ¿Cómo podría echarse atrás y largarse? Si nunca se había notado tan viciado a nadie. Podría tener a Martin Urrutia mil veces y no cansarse nunca.
Lo tomó por la cintura dispuesto a moverse y acostarse sobre la cama, pero el vasco se lo negó. Movió la cabeza de lado a lado para detenerlo, y él lo hizo al momento. Iba a preguntar que pasaba, pero una voz suave lo detuvo.
"Espera, es que quiero devolverte lo del otro día."
"No es una competición."
"Ya, pero no quiero follar y ya está. Déjame tocarte."
Juanjo ahogó un suspiro y asintió con la cabeza, notándose incluso mareado. "No te estoy negando nada, puedes hacer lo que te de la gana" acabó por decir, sin saber de dónde había sacado esa valentía.
Martin volvió a besarlo, tomándolo por las mejillas para profundizar incluso más antes de separarse y comenzar a dirigir los besos por su mejilla, bajando por detrás de su oreja hasta la clavícula. Luego se levantó de sus piernas, todavía besándolo hasta llegar al borde de los calzoncillos que asomaban por su pantalón.
Para ese punto él ya podría haber muerto, pero como quería tanto que aquello pasara, decidió esperar un poco más.
El vasco notaba sus rodillas temblar antes incluso de que las mismas tocasen el suelo de su habitación. Se paró un poco antes de seguir, mirando hacia arriba para observar la reacción de Juanjo. Parecía con ganas e impaciente, así que no tardó nada en desabrocharle la tela que le cubría las piernas y bajarla hasta arrancársela. Quería que el chico sintiese tan solo una mínima parte de lo que él había sentido el otro día, y estaba nervioso por no saber devolvérselo bien.
Las manos también le temblaban mientras le acariciaba la piel del estómago, en un intento de tentarle que pareció funcionar bien, porque la mirada que le regaló llena de molestia dejaba claro lo mucho que estaba odiando el más grande ese juego. Enganchó sin más remedio los dedos en el elástico de su ropa interior, acercándose al bulto que tenía frente a él y besándolo por encima de la tela un par de veces antes de liberarlo. Solo entonces Juanjo soltó un bufido de alivio.
Se deshizo de los calzoncillos y los tiró a un lado. Luego, más nervioso de lo que había estado nuca, se atrevió a tomar el miembro del castaño entre sus manos, bombeándolo a ritmo lento durante unos minutos antes de seguir. Para cuando dio los primeros besos en la punta ya tenía una mano grande y tosca enredándose en su cabello, y para cuando separó los labios y la probó en su lengua, la misma ya había comenzado a tirar de sus raíces. Aunque nunca lo empujaba. Simplemente se mantenía sobre su cabeza, respetando el ritmo al que iba Martin, primero algo lento para luego probar a ir un poco más rápido.
ESTÁS LEYENDO
Guilty as Sin?
FanfictionDonde Martin, un chico distraído y callado, descubre algo que no debería de haber visto o... Donde Juanjo, el hermano mayor de su mejor amiga, no soporta a la gente entrometida