𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒕𝒓𝒆𝒊𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒅𝒐𝒔

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Capítulo treinta y dos: mañana.

Vió como el balón entraba en el arco de su equipo, dejó caer la cabeza, mirando el joystick en sus manos, suspiró, tenía la mente en otro lado, lo sabía, no estaba concentrado en el juego. Cerró sus ojos, podía sentir la presión sobre sus labios, ese calor de las manos ajenas sobre su piel.

Sostuvo el joystick con una sola mano y los dedos de su mano libre fueron hasta sus labios, tocando con las yemas. Apoyó su espalda en el respaldo del sillón, mirando al techo.

No quería mirar su móvil, aunque tenía ganas de saber si le había escrito, tenía miedo de ver y que no haya nada, que por lo que había pasado esa noche no quisiera hablar con él nuevamente, que estuviera disgustado por sus preguntas.

Apoyó sus manos sobre su abdomen, tal vez estaba extrañando sus toques, su voz, su ser. Tal vez se estaba haciendo adicto a todo lo que era él, a lo que era Ferran Torres.

Tal vez así como Ferran no podía contenerse, él tampoco, tampoco estaba pudiendo controlar lo que sentía.

Se dió la vuelta al oír los pasos de su hermano, quien venía y se sentaba a su lado.

—¿Mal partido?— preguntó mirando al televisor. Pedri soltó una risa.

—No estaba concentrado— Fernando asintió con la cabeza.

—¿Está todo en orden?

—Eh... sí— la expresión de su hermano le hizo saber que no le había creído.

—Deberías dejar de intentar ocultármelo, soy tu hermano, te conozco bien.

—Sabes que no es tan fácil. Ya lo hablamos, lo de siempre— Fernando asintió con la cabeza.

—¿No te habla?

—No quiero ver— su hermano extendió su mano, pidiendo su móvil. Él, con mala gana, se lo dió.

Fernando prendió el móvil y miró las notificaciones, regalándole unas miradas.

—Bueno, él no parece estar enfadado— con su mirada en los mensajes, no tenía ninguna expresión negativa—. Él es muy dulce.

Pedri tiró su cuerpo contra el respaldo del sofá, enredando sus dedos en su cabello al pasarlas por encima.

—No sirvo para esto— cerró sus ojos, maldiciéndose por dentro.

—Se preocupa por tí.

—No me hagas sentir peor de lo que me siento— miró a su hermano al oír el sonido del teclado—. ¿Qué haces?

—Cortando esa distancia— respondió luego de unos minutos. Una sonrisa maliciosa se marcó en su rostro—. A veces me impresiona como estos chicos cogen su coche y llegan en 5 minutos. Todo por ver a quien quieren.

Pedri se quedó sin entender, quitándole su móvil de la mano y mirando los mensajes.

"Pensé que te había ocurrido algo..."

"Todo está bien. Sabes como soy... pero me gustaría no estar lejos de tí ahora. ¿Te parece vernos ahora en mi casa?"

"¿Ahora? ¿Estás solo?..."

"Ja, ja, ja, no, está mi hermano, pero nos prepara algo. Pasa el resto del día aquí y vemos que hacemos"

"En 5 estoy ahí 😁"

Pedri miró a su hermano sin poder creerlo, boquiabierto.

—¿Cómo? ¿Ahora?

—No tienes que preocuparte. Estaba preparando la comida de cualquier manera, además te hará bien dejar de hacerte la cabeza y verlo de frente. Así sabrás si está molesto o solo es producto de tu imaginación— se levantó del sofá y le regaló una sonrisa—. Voy a la cocina.

El Amor De Mi Vida | Ferran Torres x PedriNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ