𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒔𝒆𝒔𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒐𝒄𝒉𝒐

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Capítulo sesenta y ocho: Quería.

Los jóvenes entrenaban en el Mercedes-Benz Arena, estadio en Stuttgart, Alemania, antes del encuentro de España contra Alemania en cuartos de final. El nerviosísmo había aumentado al igual que la presión, si ganaban el partido estarían a unos pocos pasos de poder levantar la copa y no querían perder la oportunidad.

Luego de calentar les dejaron caminar por el campo y a los que querían podían bajar a cambiarse y a tomar agua. Ferran y Pedri decidieron quedarse a caminar mientras tomaban sol puesto que no tenían apuros a vestirse, Pedri era el títular.

Finalmente la hora del partido se aproximaba, así que bajaron a cambiarse, Ferran ató las botas de González, este lo miraba mientras lo hacía. Había demasiada calma esa tarde. Sonrió ligeramente, lo había visto tan tranquilo últimamente, ¿de verdad se sentía de esa manera?

Gracias a que pasaban tiempo juntos y fuera del país, podían despejarse un poco de los pensamientos que solían tener, centrados en la misión de conseguir la copa junto a la selección.

Si la ganaban, ¿cómo se sentiría Ferran? ¿Su familia iría a verlo? Le gustaba verlo en calma, siempre pensaba en ello. Ahora que ya no estaba bajo tanto tratamiento, ahora que estaba lejos de los problemas lo sentía más calmado. No solía alegrarse por otras personas, pero desde que estaba con Ferran había comenzado a amar verlo feliz, como si compartieran la misma emoción, si estaba feliz, él también lo estaba y si estaba triste, él también lo estaba. Alegrarse juntos y llorar juntos, supuso que eso era amar a alguien de verdad.

De verdad lo amaba, demasiado. ¿Ferran era consciente de eso? ¿Era consciente de todo lo que había provocado en él? ¿De cómo lo había hecho sentir? Gracias a él había sentido sensaciones que jamás había sentido. ¿Alguien más se hubiera preocupado por él como lo hizo Ferran? No quería saberlo, no quería saber si nadie lo hacía o si alguien más lo hubiera hecho, Ferran era. Ferran es a quien ama.

—Te amo— soltó llamando la atención de Ferran, quien alzó la mirada al mismo tiempo que frenaba sus movimientos, estaba acomodándole la media. Pudo ver como se le formaba una ligera sonrisa de felicidad.

—Yo también te amo, Pedri— respondió con una voz amable y dulce. No pudo evitar abrazarlo por el cuello, soltando unas lágrimas—. ¿Estás bien?, ¿te pasó algo?

Negó con la cabeza, sintiendo las palmadas en su espalda, intentaba calmarlo como a un niño pequeño.

—Te amo— repitió, Ferran sonrió nuevamente.

—Te amo— respondió nuevamente, siendo abrazado con más fuerza.

Se apartaron al oír que el entrenador ingresaba al vestuario y les daba una corta charla antes de salir al pasillo. Faltaba poco para el partido así que todos comenzaron a salir, entre ellos salieron los jóvenes protagonistas. Ferran cogió su mano para darle unos pequeños besos.

—Bien... nos vemos pronto— le murmuró y se alejó poco a poco, seguido a ello irse al banquillo. El canario no pudo responder, el frío lentamente comenzó a invadir su cuerpo aunque estaban por jugar en la tarde, aunque estuvieran en verano.

Negó con la cabeza y se paró derecho, debía concentrarse en el partido. No sabía muy bien la razón, pero en ese momento quería estar junto a Ferran, quería sentir su calor.

Salieron al campo de juego, el estadio lleno. Pararon el balón en el medio, listo para empezar el partido y en pocos segundos el árbitro pitó para comenzar. Había sentido que los jugadores estaban jugando de manera brusca a diferencia del resto de los partidos, algo que no le gustaba del todo.

El Amor De Mi Vida | Ferran Torres x PedriWhere stories live. Discover now