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Capítulo cuarenta y siete: Arreglar Las Cosas.
Ahora que tenía su atención sobre el rostro de Pedri, estaba confundido, no estaba entendiendo lo que estaba sucediendo en ese momento. Claramente el silencio del canario no estaba ayudando y esa falta de aire acabó por hacerlo salir del baño.
Un sentimiento nuevo, algo que jamás había experimentado y no sabía describir, pero era horrible, un dolor en el pecho, formándose un nudo en su garganta, presionando su mandíbula y sin saber hacia donde mirar.
González fue detrás de él, tomando su brazo para llamar su atención, pero sin poder soltar alguna de las tantas palabras que tenía en su boca. Sus miradas se unieron, pudo verlo, pudo ver la decepción en su rostro, algo que lo hizo exhalar entrecortado, sintiendo como sus ojos se cristalizaban.
—Fe-Ferran...— sus manos se aferraron a la tela de la prenda que llevaba puesta el mencionado.
—¿Por qué no confías en mí?— miró sus tristes ojos, soltando un suspiro al no tener respuesta.
De pronto la puerta de la habitación fue golpeada dos veces y abierta por Fernando.
—He preparado algo para comer, ¿queréis?— miró algo extrañado la escena, en ambiente del lugar algo incómodo y frío. Ferran se acercó a él.
—Sí, gracias— con una respuesta seca, apoyó la mano sobre el hombro de Fernando y salió sin más.
El mayor de los hermanos se apoyó contra el marco de la puerta, mirando a su hermano.
—Pedri... por favor...— pidió Fernando con un tono suplicante, saliendo de allí hasta la cocina, ahora notando como la actitud de Ferran había cambiado completamente.
—Estoy bien— aclaró el valenciano antes de que el mayor de los González pudiera decir algo. Este simplemente aceptó su respuesta y no tocó el tema, sirviendo la comida en los platos.
Pedri se sentó a un lado de Torres, quien no le dirigió la mirada y él no dijo nada. Fernando apoyó los platos sobre la mesa y comieron en silencio, silencio que rompió el hermano de Pedro.
—¿Piensas quedarte esta noche, Ferran?— el mencionado alzó la mirada, dándose el tiempo de pensar.
—No lo sé...
—Quédate. Ya muchas noches se ha quedado Pedri en tu casa, quédate aquí a cenar y ver alguna película— Ferran alzó los hombros.
—Tal vez. Debería ir a buscar algo de ropa a mi casa. No tengo nada en el bolso.
—Puedo prestarte ropa.
—No... no te preocupes, iré a buscar ropa— Fernando lo notó en su rostro, eso era una excusa para estar fuera de ahí por un tiempo, tal vez para procesar. Algo había pasado, lo sabía.
Ignoraba a Pedri, eso nunca había hecho antes. Aceptó tu decisión, después hablaría con su hermano.
—aprovechando que buscaré ropa, iré también a comprar lo que necesites para la cena. Dime lo que sea y lo compraré— asintió con la cabeza.
—Vale, luego veré que hay y que necesito— Ferran aceptó, finalizando la conversación, regresando al silencio de la sala.
El menor de los hermanos mantuvo el silencio, sabía que Ferran no iba a hablarle.
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Mientras Torres no se encontraba en la casa, Fernando limpiaba un poco y acomodaba antes de que la visita volviera. Su hermano estaba en el sofá, abrazando sus piernas a la vez que miraba hacia un punto fijo. Aprovechó ese momento de silencio para acercarse a él y tocar su brazo, tal vez era momento de hablarle. Se sentó a su lado y buscó las palabras.

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El Amor De Mi Vida | Ferran Torres x Pedri
Fanfiction"Si se supone que cuando te enamoras, no lo eliges tú, entonces no he elegido enamorarme de un joven diablo..." • Historia finalizada. • Prohibida la copia. Esta es historia es mía. [Comenzada: 06/09/2023] [Finalizada: 26/02/25]