El Amor De Mi Vida | Ferran Torres x Pedri

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒖𝒏𝒐

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Capítulo cuarenta y uno: Sonrisa Amistosa.

—Pensé que...

—Pensaste mal. Solo somos amigos, ¿por qué hiciste eso? ¿Por qué golpeaste a...?

—Él tiene otras intenciones contigo, ¿por qué no puedes verlo?

—El que está con otras intenciones y loco, eres tú. Nunca fuímos nada, ni siquiera amigos y nunca lo seremos. Solo porque sabes hacer buenos trabajos, de otra forma no te soporto. Hasta aquí se acabó todo— el pelinegro se levantó de donde estaba sentado, caminando detrás de compañero.

—Pero tú dijiste que...— calló al ser golpeado en la mejilla, cayendo al suelo.

—Déjame en paz, González...

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"Siempre fue un chico complicado e inseguro, le cuesta demasiado tener acercamientos con alguien, pero cuando lo tiene es muy difícil hacerlo soltar, tal vez sea por eso que nunca tuvo pareja, o tal vez es por eso que no quiere estar con nadie"

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—Así que parece ser que solucionaste tus problemas con Pedri— escuchó Ferran detrás de él, se volteó a mirar al polaco.

¿Por qué se lo sentía tan decaído? Parecía ser que estaba bien, aunque su rostro no decía nada al respecto.

—¿Có... cómo...?

—Mh...— lo pensó unos segundos y bajó el tono de voz—, huele a tí.

Ferran abrió los ojos, sorprendido, acto seguido mirar hacia un lado, sonrojado.

—No... es lo que parece.

—Si pensarlo así te parece bien, entonces no diré nada más.

—A... además no es como si Gavi y tú no hicieran lo mismo— exclamó, Lewandowski arqueó una ceja.

—Nunca dije lo contrario— salieron del vestuario, caminando hacia el campo de entrenamiento—. Es algo inevitable cuando dos personas tienen tanta conexión.

—Gavi y tú deben tener mucha conexión.

—Desde que nos conocimos, creo yo— Ferran rió.

—Me acuerdo, tenías tanta curiosidad de él. Te ganaste el cielo con una persona tan buena— ahora rió Robert.

—No cualquiera tiene la misma suerte. Me alegra saber que tú también estás con quien quieres estar y están bien— Torres detuvo sus pasos, Lewandowski volteó a verlo.

—¿Cómo... lo sabes?

—A mí nada se me escapa, Ferran. Tal vez no vea el futuro, pero puedo sentir las cosas— clavó por unos instantes su intimidante mirada en él y continuó caminando.

—¿Y tú... estás bien?— nuevamente frenó el polaco, mirándolo sin entender cómo había llegado a esa pregunta.

—¿Por qué preguntas?

—Te siento diferente. ¿Todo está bien? ¿Gavi está bien?— notó que al hacer esa pregunta, el polaco se subió a sus pensamientos, sin responder, tragando saliva mientras lo miraba.

—Sí, sí, él está bien. Debe estar con el resto en el campo, solo vine a verte ya que estabas solo, quería hablar contigo, hace tiempo no lo haciamos.

—Bueno... sí— se rascó la nuca y comenzó a caminar—. Hemos estado muy separados, pero supongo que cada uno tiene sus problemas, pero nos seguimos llevando bien.