𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒔𝒆𝒕𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒖𝒏𝒐

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Capítulo setenta y uno: Vacaciones.

González miraba por la ventana del avión. Luego de los festejos por la Eurocopa regresaron a casa y celebraron juntos en familia, los padres del canario habían viajado primero a Tenerife ya que debían volver al trabajo y a cuidar a casa, mientras que ellos se quedaron una semana más en Barcelona para acomodar sus cosas.

Ahora se encontraban viajando a las Islas para quedarse unos días en la casa de los padres de Pedri, luego se irían a una casa que el canario tenía allí. No habían planeado todo con exactitud, puesto que querían ver como iba pasando la semana y como se sentía Pedri con su lesión.

Aunque ya no tenía ningún dolor y podía caminar con más normalidad que antes, Ferran no quería que se lastimara, así que le propuso que fueran planeando sus vacaciones dependiendo de como se sintiera.

Llegaron a Tenerife por la tarde, observando la linda vista del atardecer del verano, sintiendo el aire fresco chocar en su rostro mientras viajaban en el coche destino a casa. Se bajaron y Ferran sacó las maletas, Pedri lo miraba.

—Déjame llevar una— le pidió y Torres negó con la cabeza.

—No, no, tienes que cuidar tu lesión— González rió apoyando sus manos en su cadera.

—Mis brazos están bien, no pasará nada— cuando lo vió descuidarse un segundo del equipaje, tomó dos bolsos, haciendo que el valenciano lo mirara al instante.

Intentó agarrarle el brazo para detenerlo, pero el joven canario dió unos pasos rápidos para escapar de sus brazos, riendo mientras lo veía a la cara. Ferran sonrió, viendo como le sacaba la lengua.

Caminó hacia la puerta y la abrió, su madre se acercó para abrazarlo.

—¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo el viaje?— besó su mejilla, Pedri sonrió dulcemente.

—Bien— su padre le quitó los bolsos con cuidado y le revolvió el cabello.

Los adultos vieron a Ferran entrar y cerrar la puerta detrás de él, caminando hacia ellos. Rosy se acercó a abrazarlo.

—Bienvenido a casa otra vez— palmeó su espalda y lo miró a la cara, acariciando su mejilla—. Espero disfrutes estar aquí en vacaciones.

—Muchas gracias, señorita Rosy— le devolvió la sonrisa.

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Pedri abrió los ojos lentamente, sacando las manos debajo de las sábanas para frotarse los ojos, bostezando. Se dió la vuelta para abrazar a Ferran, pero este no estaba allí. Se sentó en la cama de golpe, saliendo para lavarse la cara rapidamente y luego caminar a la sala, notando que en la cocina estaban sus padres.

—Buenos días— los saludó a los dos mientras se sentaba y su madre le apoyaba el desayuno en la mesa.

—Buenos días, hijo— besó su cabeza y se sentó, notando que tenía una expresión distinta.

—¿Y Ferran?— los dos adultos se miraron, como si buscaran coincidir en la respuesta. Pedri estaba esperando la respuesta.

—Salió con Fernando en la mañana— los dos miraron a su hijo menor, este mantuvo la mirada sobre ellos.

—¿A dónde fueron?— la mujer sonrió con calma.

—Fueron a comprar— para sorpresa de ellos la expresión de Pedro no cambió, ni bufó, ni cambió su tono de voz.

—¿Cuándo van a volver?— le dió un mordisco a su comida, bajando la mirada.

—No lo sé, salieron hace una o dos horas, no creo que tarden demasiado— el joven asintió con la cabeza y continuó comiendo. Sus padres se miraron, suspirando ligeramente al ver que su hijo no lo había tomado a mal.

El Amor De Mi Vida | Ferran Torres x PedriWhere stories live. Discover now