Angel Baby - Jaeyong

XXXVII. Cambios

Yuri miró con desdén a su sobrino alistarse. Y es que Doyoung había insistido en arreglarse juntos para la fiesta, lo que significaba que ellos dos iban a convivir obligatoriamente aunque fuera por un rato.

– Eres asqueroso. – reprochó, haciendo una mueca de desagrado al ver el torso de Taeyong. El niño miró su abdomen, intentando esconderlo sin éxito. Sabía que tenía rollitos, pero nunca se había preocupado por ellos porque su mami le decía que eran debido a las galletitas que preparaban y comían juntos. Su mami le decía que seguía siendo su bebito y que su pancita era pancita de bebé. – Ni siquiera hay manera en que la que puedas taparte. Eres horrible. No te conformas con estar todo lleno de marcas, además eres súper gordo. Tu mamá no era así ¿De dónde sacaste esos genes tan feos?

Yong se quedó callado, poniéndose rápidamente el suéter morado de su disfraz. La mujer se rió.

– Estás lleno de granos. Al menos tu mami Hyo está tranquila de saber que nadie va a voltear a verte. – Yuri se cruzó de brazos. Su reflejo junto al de Taeyong hizo que el menor quisiera desaparecer. Y es que Yuri era demasiado hermosa, lo cual lo hacía sentir sumamente avergonzado de sí mismo. – ¿Pensabas que por arreglarte ibas a verte bonito? Awwwww. Buena suerte con eso. Doyoung es guapo, Jaehyun igual. Hasta tu amiguito el tal Kun es lindo, pero tú no tuviste suerte para eso. Qué mal.

– Yo no te estoy diciendo nada...

– Lo digo por tu bien. Qué tal si esperas algo por tu aspecto. Mejor sigue dedicándote a estudiar aunque eso también te cuesta mucho trabajo.

Taeyong respiró profundo, intentando no tomarse en serio esas palabras aunque lo peor del caso es que a Yuri le salían naturales, demostrando que en verdad pensaba eso de él. Suspiró, incapaz de seguir soportando aquello y salió de la recámara, ignorando lo que sea que ella seguía diciendo.

– ¡Doyis! Iré a despedirme de mamá. – tocó suavemente la puerta del baño, dónde su primo llevaba ya un buen rato. – Te espero allá.

Taeyong odiaba sentir el corazoncito roto por alguien que claramente no lo quería, pero a pesar del paso del tiempo no podía evitar que le afectara. Entró a su hogar y se apoyó en la puerta, intentando controlar el temblor de sus manos.

– Bubito. Pensé que ya se habían ido ¿Crees que la corona está bien puesta?

El más joven observó con atención a su hermano, que le mostró su disfraz de Cosmo.

– Pareces bobito hermanito. Ni siquiera sabes vestirte bien.

– Yo te enseñé a ti a vestirte, bubito bebé.

– ¡Claro que no!

– Obvio si. Siempre te ponías las sudaderas al revés.

– Claro que no.

– Además eras una pulga barrigona.

– Grosero enserio. ¿No está mi mami?

– No. Se fue a la pastelería.

– Uhm.

– Uhm. – imitó, haciéndolo enojar.

Jae le mostró sus hoyuelos, haciéndolo sonreír de regreso y Yong se estiró para darle un besito en la mejilla. Jaehyun se inclinó hacia él para devolvérselo.

– Si quieres te ayudo a acomodarla. – Taeyong se puso de puntitas para acomodar la corona sobre su peluca verde. El mayor tomó las manos del más joven para detenerlo y lo miró a los ojos, identificando que algo estaba afectandolo aunque no se lo dijera.

– Qué lindo te ves de Daphne, bebesito. – Jaehyun le apretó las mejillas, haciéndolo parecer un pecesito. – Eres el niño más bonito de todos. No lo olvides.