LXXI. Sueños.

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El aire helado de Zúrich mantenía la nariz y rostro de Taeyong enrojecidos a pesar de la pomposa chamarra rosada, un gorrito con orejas de gatito y una frondosa bufanda que Jaehyun le había comprado, no queriendo que su bubu pudiera resfriarse en absoluto.
La nieve cayendo lenta a su alrededor con sus pies hundiéndose en ella, paisajes increíbles que no podían dejar de apreciar mientras recorrían la ciudad sin dejar de sentir que estaban viviendo el momento más maravilloso de sus vidas.

Jaehyun entrelazó su mano con la de Taeyong apenas bajaron del tren, y durante unos segundos se quedaron mirando el paisaje: las calles no eran muy amplias y los negocios parecían ser la parte baja de la mayoría de las casas, con decoraciones navideñas y de color dorado como decoración. Les recordaba las películas sobre Santa Claus que habían visto de niños.

Había algo profundamente mágico en ese frío. Era la primera vez que viajaban a un lugar así juntos. Taeyong usaba los guantes de Jaehyun, alegando que eran más calientitos que los suyos, pero en realidad le agradaba saber que las manos de Jaehyun habían utilizado algo que le daba calor a las suyas.

Pasaron los primeros días explorando los mercaditos navideños, probando chocolates artesanales y compartiendo vasos de vino caliente. Taeyong y él se volvieron fanáticos de los cuernitos, emparedados y la carne de ternera con champiñones y prácticamente se la pasaban comiendo.

Cuando regresaron a su hotel esa noche, sus alientos aún se sentían fríos en contraste con la calidez de su habitación. Yong no podía haber dormido en una habitación sin calefacción, eso era un hecho. Ambos se sentaron un momento para calentarse antes de prepararse para dormir.

– Jae mañana vamos a comer sólo ensaladas.

– Mi vida, estamos disfrutando. No te preocupes por nada.

– Mira cómo estoy. Cuando regresemos ningún uniforme me va a quedar.

Fue inevitable que el abdomen de Taeyong se abultara con tanta comida y postres aún cuando caminaban por horas durante el día, no pudo evitarlo y pataleó inconforme cuando al ponerse la pijama se percató de que incluso esta le apretaba en la barriga. Era su culpa y lo sabía, porque las cantidades de helado, pasteles, chocolate y crepas que se comía en un día no era algo normal.

Sobre todo, no había dejado de comer merengues suizos, volviéndose tan adicto que ya tenían una buena ración para llevarse a casa.

Jaehyun sonrió con dulzura, deslizando las manos por la suave piel de Taeyong antes de que se colocara su camiseta de pijama. El bajito suspiró, dejando que Jaehyun lo levantara, besara y recostara debajo de él.

Habían hecho el amor en cada hotel y cada ciudad Suiza que habían visitado y entre más lo hacían, más parecían desearse el uno al otro. A Jaehyun le encantaba conocer tan bien el cuerpo de su futuro esposo que identificaba perfectamente sus posiciones favoritas.

Taeyong jadeaba contra su boca, moviéndose a sentones sobre él con la espalda arqueada para que pudiera llegar más fácilmente a su punto sensible, dónde Jaehyun se correría segundos después que él. El más joven continuó moviéndose aún después de correrse, sacándole a Jaehyun un sexy suspiro que lo llenó de satisfacción.

Yong se acurrucó a su lado, dejándose dar besitos en la cara y cuello. Jaehyun le besó dulcemente el hombro, observando sus pestañas con atención mientras entrelazaban sus dedos.

– Es hora de mi inyección ¿Verdad?

– Si, amor.

Jaehyun se levantó para buscar entre las pertenencias de Taeyong, sacando la jeringa del empaque y una toallita pequeña con alcohol. Evitó picar a Yong en la parte de su pancita que tenía moretones y aunque este ya estaba acostumbrado a esas inyecciones, a Jaehyun le dolía en el alma que tuviera que usarlas.

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⏰ Last updated: 4 days ago ⏰

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Angel Baby - Jaeyong Where stories live. Discover now