13.

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— Eres un puto genio.— Gritó Niall divertido llamando la atención de algunos comensales a su alrededor.

— ¿Me ayudarás?— Preguntó H sonriendo.

Ambos se encontraban en un restaurante, después de salir del trabajo, Harry había llamado a su rubio amigo, para informarle que se vieran en aquel lugar, ya que según le dijo el ruloso, tenía que decirle algo muy importante.

— De eso ni lo dudes, sabes que te ayudaré en cualquier cosa.— Afirmó el rubio.

— Sabía que podía contar contigo.— El rizado sonrió de oreja a oreja.

— Pero.... ¿Crees que funcione?— Preguntó dudoso.

— ¿Dudas de mí?— Preguntó el rizado levantando una ceja, su vista se desvió un poco al notar como una chica pasaba frente a ellos.— Todo saldrá según lo planeado.

— Pues me encanta.— Dió un aplauso y sonrió al ver como la mirada del oji-verde brillaba.— Eres un maldito asqueroso.

— ¡Pues gracias!— Hizo un ademán con la cabeza y sus hoyuelos se hicieron presente al ver a la camarera frente a ambos.

— ¿Gustan algo de tomar?— Preguntó escondiéndose en su flequillo, era nueva y su nerviosismo aún era visible.

— 2 vasos de agua.— Pidió el rizado, el rubio escondió su amplia sonrisa, maldito infeliz.

La chica asintió y se perdió entre la gente.

— Hijo de puta.— Le dijo al ruloso, este sólo le guiñó el ojo.

— Aquí los tienen.— Les entregó sus dos vasos con aquella sustancia cristalina.— ¿Algo más?

— ¿Cuál es tu nombre, preciosa?— Preguntó seductoramente, la chica se sonrojó y Niall sólo pudo rodar los ojos divertido.

Otra tonta que estaba por caer en las redes Styles.

(🐰)

— ¿Esta es tu casa?— Preguntó la pelirroja sorprendida.

— Si, es mía.— Le dio el paso para que Fiorella, como más tarde supo que se llamaba, pasara.

— Es muy grande.— Dijo y tras sonreír y ver alrededor, tomó asiento en el sillón más grande de la sala.— ¿Vives solo?

— Sí, toda esta casa es para mí.— Retuvo las ganas de reír.— Fiorella, querida, necesito hacer algo muy importante, vuelvo en un minuto, para poder charlar.— Y tras decir eso y guiñarle el ojo, salió de su campo de visión.

Caminó por el largo pasillo hasta llegar a la puerta donde se encontraba su más grande tesoro, el pequeño e indefenso Louis.

Abrió la puerta y descendió una a una aquellas largas escaleras. Sonrió al ver al castaño recostado en la cama.

— Hola.— Sonrió mostrando sus hoyuelos, mientras se sentaba en la cama.

Louis lo miró fijamente y tras rodar los ojos y sacar la lengua, volteó su cuerpo dándole la espalda.

— ¿Estás enojado bebé?— Preguntó burlón.— Yo puedo hacerte feliz, si eso es lo que quieres.

Mojó su labio inferior y golpeó la posadera izquierda del menor.

— No hagas eso.— Gruñó molesto.

— ¿Hacer qué?— Preguntó haciéndose el desentendido.— ¿Esto?— Dijo golpeándolo de nuevo.— ¿O esto?— Y pellizcó su trasero.

— Las dos cosas.— Le soltó un manotazo y se acostó boca arriba.— Déjame en paz.

Harry chasqueó la lengua y comenzó a negar con la cabeza, al mismo tiempo que se subía arriba del más bajo.

— No puede ser posible.— Negó. De un momento a otro, su mirada cambio y sus facciones se endurecieron.

Levantó la mano y sin importar que, la impacto fuertemente en la mejilla derecha de Louis.

— ¿Por qué hiciste eso?— Sollozó tocándose la mejilla y mirándolo confundido.

— Porque te lo mereces.— Le contestó serio tomando bruscamente ambas manos y alzándolas arriba de su cabeza.— ¿Es cierto que tienes novia?

Louis frunció el ceño ante tal pregunta, tal vez si le decía la verdad las cosas cambiarían ¿no?

— Sí, si tengo.— Y se sorprendió de nuevo al sentir otro impacto en la misma mejilla una vez más.

— Muy bien.— Soltó ambas manos y se levantó de encima suyo.— ¿Tienes hambre?

Louis se desconcertó por el cambio de humor pero rápidamente respondió.

— Sí, un poco.

— Te traeré de comer en...... — Guardó silencio para ver su reloj de muñeca.— Dos horas, quizás menos.

Y caminó hasta las escaleras, para después salir del sótano sin decir nada más.

¡Oh pequeño Louis! Lo que no sabía es que las cosas si iban a cambiar, pero no para bien.

Harry después de cerrar la puerta con llave, se disponía a volver a la estancia, cuando se sobresaltó al ver a Fiorella parada frente a él, con una mirada extraña en su rostro.

¡La muy idiota había visto todo!

— Tú... Tú tienes.— Tartamudeó apuntando la puerta mientras retrocedía.

— No puedes decir nada.— A medida de que ella retrocedía, H avanzaba.

— Bi... bien.— Asintió pero siguió retrocediendo hasta topar con la pared.

— No te haré nada.— Susurró ya frente a ella.— Lo prometo.

Y fue tal vez su tono de voz, que sonó tan sincero, que hizo que Fiorella dejara de temblar.

— ¿Me prometes no decirle a nadie?— Preguntó tomando su cintura.

— Lo prometo.— Susurró nerviosa por la cercanía del rizado.

— Te llevaras este secreto a la tumba ¿verdad?— Sonrió de lado al decir aquello.

— A la tumba.— Miró sus hermosos ojos y después sus labios. H sonrió, la tenía donde quería.

— Eso es bueno.— Y tras susurrar bajito pego sus labios con los de la pelirroja.

H sonrió en medio del beso y la pego más a él, tomándole la cintura con ambas manos. Lentamente fue guiándola hasta la cocina, ya en ella la acorraló en la barra y Fiorella no pudo ser más feliz.

Con una mano tanteó la mesada y alcanzó aquel hermoso cuchillo que tenía, suerte que siempre dejaba uno cerca. Se alejó de los labios de la pelirroja con una falsa sonrisa.

— Recuerda, hasta la tumba.— Volvió a recordarle colocando el cuchillo detrás de la chica.

— Sí, hasta la tumba.— Susurró cerrando los ojos.

Harry la miró con asco y fue ahí cuando le clavó el cuchillo en la espalda, para luego pasar al estómago, la chica no hacía más que retorcerse del dolor, nunca creyó pasar por esto.

Todo había sucedido tan rápido que la última imagen que tuvo antes de partir, fue la de un demonio fingiendo ser un ángel mientras las ropas se llenaban con su sangre con cada acuchillada.

— Hasta la muerte querida Fiorella, hasta la muerte.— Dijo escupiendo asqueado al recordar aquel beso.

¡Que chica más tonta y que fácil había sido matarla!

(🐰)

Espero y les guste c:

hannibal.→ larry. (editando.)Where stories live. Discover now