Magic Baby

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Tuve que sacudir a Mary de mi cabeza, me dolía como acababa una amistad que apenas había empezado, pero también tenía que terminar con mi trabajo como hada madrina, conociendo a Francis me di cuenta, que aunque no quisiera ser un hada madrina, si quería ayudar a este chico, odiaba cuando la gente se burlaba de alguien por su físico, o que simplemente lo ignoraran como si solo fuera un gran pedazo de aire, tal como en el caso de él. Pero no podía cambiar a la sociedad de un día para otro, lo que si podía hacer era cambiar a Francis, cambiar como se veía el mismo frente a un espejo, cambiar su mentalidad y que viera lo mucho que valía. Había escuchado que cuando alguien hace ejercicio su cerebro genera endorfinas, que hacen que una persona se sienta muy bien o en otras palabras "feliz".

Me metí rápidamente al baño de mujeres, abrí de una patada una de las puertas de los compartimentos, error mío no haberme asegurado que había alguien ahí antes.

-OYE – grito una chica pelirroja que estaba sentada en el inodoro.

- LO SIENTO MUCHO – dije cerrando rápidamente la puerta. Era un bonito diseño el de sus pantis, pero no me atreví a decirle eso.

Me asome al compartimento de a lado, pero no vi ningunos pies, así que nuevamente lo abrí de una patada y entre. Cerré la puertecilla, me senté en la tapa del inodoro y abrí mi mochila, entre todas mis cosas, envuelta en una bufanda plateada con morado había escondido la bola de cristal. La gire en mi mano, de algún modo pensé que la bola respondería a mí cuando la necesitara, pero podía seguir viendo a través de ella. La agite muchas veces y la golpee con la puerta.

-Abuena – dije – Abuela... ¿estás ahí?- la seguí agitando hasta que vi un vapor azulado que empezó a llenar la esfera.

-¿Heily.... ¿querida.... – se escuchaba su voz entrecortada. ¿Acaso esta estúpida cosa tenia interferencia?. Levante la bola arriba de mi cabeza buscando señal, hasta que pude ver claramente la cara de mi abuela dentro de la esfera.

- Hola querida – dijo mi abuela, sus ojos pasearon por el entorno notando que estaba dentro de un baño - ¿acaso estas estreñida? ¿Quieres que te lleve medicina?

Pude escuchar como la chica del compartimento de alado soltó una risita, seguro pensaba que estaba hablando por mi celular.

-No. Abuela. – Susurre con desdén – Es sobre ser hada madrina.

-Oh – dijo sonriendo - ¿Cómo te va con eso?

-Aun no empiezo, ya tengo un plan pero necesito ayuda.

-¿Qué tipo de ayuda?

-¿Hay algún modo de obtener mucho dinero?

-Claro que lo hay – dijo mi abuela y sonreí plenamente – se llama trabajo y dedicación

-Me refiero a un modo mágico, como un hechizo, o que se yo – dije

-No la hay – dijo mi abuela- Y aun si la hubiera no podrías hacer ni el más simple hechizo con el estado actual de tu magia.

Golpee mi cabeza con la esfera, lo había olvidado por completo.

-¿No puedo hacer literalmente ningún hechizo? Ni uno chiquito.- en mi voz había algo de suplica.

Mi abuela abrió su boca para decir algo, pero de pronto su cara se ilumino.

-Bueno – dijo ella – creo que sé uno, pasar por el espejo requirió que usaras un poco de tu magia, por lo tanto no estás en ceros completamente, tal vez haya uno donde solo se utilicé una pizca de magia.

-¡Genial! – exclame

-No festejes demasiado- dijo mi abuela – tengo que rebuscar en viejos libros

-De acuerdo – sonreí – ah y otra cosa abuela.

-¿Qué más? – dijo mi abuela con tono de fastidio.

-¿Se puede usar el espejo incluso desde una larga distancia? – Pregunte - ¿Crees que podría llevarme de aquí a otro lugar?

- El espejo te llevara al lugar donde más necesites estar no donde más quieras estar – dijo mi abuela – recuerda eso.

-Lose – dije – pero realmente necesito ir a un gimnasio y ver los precios. ¿Crees que se de cuenta de que—

Cuando voltee a ver la bola mágica, otra vez esta estaba traslucida y la cara de mi abuela había desaparecido, la agite y la volví a colocar sobre mi cabeza, pero siguió igual.

-ESTUPIDA BOLA – grite.

-Vaya – escuche a una chica susurrar a su amiga – alguien tiene serios problemas con su peso.

Odio esta escuela.

Decidí no ir a las últimas dos horas de clase, no se me hacían tan importantes, además me dolería ver a Mary y que ella no me hablara. Tome un taxi y le pedí que me llevara a el gimnasio "Exo" que aparentemente estaba en la zona. Al parecer ese gimnasio era bien conocido, pues dimos con una gran edifico blanco con enormes letras plateadas y entradas de cristal corredizo.

Cuando entre parecía más bien la entrada a unas importantes oficinas que a un gimnasio. Me acerque al mostrador y espere a que la chica que trabajaba ahí dejara de entrar con un hombre con mochila deportiva. Cuando alfin se desocupo, me acerque.

- Disculpe...

No pude terminar mi frase antes de que ella me levantara el dedo índice en señal de silencio y le diera una fugaz vista a su celular.

-Lo siento mucho – dijo la señorita – se acabo mi turno

No tardo de 5 degundos en desaparecer tras la puerta que había a sus espaldas. Vaya servicio pensé.

-¿En qué puedo ayudarte? – escuche una voz y me sobresalte al ver a aquel hombre joven detrás del mostrador que había aparecido de la nada.

- ¿¡Hopper?! – exclame, era el mismo joven que mi abuela me había presentado el día de mi cumpleaños, solo que en vez de aquel traje verde, traia puesta una polo amarilla con el logotipo del gimnasio.

-Es señor Hopper para ti querida niña – dijo con una traviesa sonrisa – soy más grande de lo que aparento.

-¿trabajas aquí?- pregunte aun sorprendida, voltee a mirar a ambos lados pero no había ninguna otra persona aparte de él y yo.

-Bueno – dijo encogiéndose de hombros sin dejar de sonreír – Tengo una familia que mantener después de todo – en su voz se podía escuchar que todo aquello era mentira.

-¿Quieres dar un recorrido?- dijo inclinando su cabeza hacia donde estaban unas puertas de cristal que tenían escrito en letras blancas "sector uno".

-Seguro – dije encogiendo mis hombros, tenía que ver que tan bueno era este gimnasio

- Dame un segundo – dijo y salió por la puerta que tenia a su espalda.

-Listo – escuche una voz detrás de mi.

Di un saltito hacia adelante y al voltear la cabeza vi a Hopper aun con aquella sonrisa justo a mis espaldas. Dio un par de carcajadas y meneo la cabeza.

-Nunca me cansare de esto – dijo y comenzó a caminar hacia el sector uno.

-¿Cómo lo haces? – dije, aunque ya sabia la respuesta.

-Magia.

Buscando a CenicientaWhere stories live. Discover now