XI

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11 de septiembr, 2009. 


Noah ha venido a visitarme constantemente.

Me ha dejado muchos mensajes de textos, y muchos también en el buzón de llamadas. Me parto al escuchar su voz, porque sé que quizás él es el fantasma que nunca podré tener y del que me la pasaré escribiendo hasta el último día de mi vida.

Lo he ignorado a cualquier costo.

Ignorar lo que duele, duele aún más.

Ignorar a quien quieres, duele el triple.

No es porque no quiera verlo, es que no sé si voy a hacerle daño. A mí no me importa, en lo absoluto, que me lo haga a mí, porque tan siquiera una vez en la vida quiero sentir eso de cuando alguien llega inesperadamente y te pone tu mundo boca arriba. 

Se ha portado tan bien conmigo, que siento que todo esto es una bonita ilusión, pero a veces las ilusiones terminan en grandes decepciones.

No sé si creer lo que me dijo Taylor, que él solamente está jugando con mis sentimientos y luego me botará.

¡Ya no aguanto más! Tengo que dejarme ir.

Voy a confesar algo que ni siquiera a Ross sabe: en estos días he estado vomitando cada vez que como. Es algo que no puedo controlar, mis pensamientos me torturan, el espejo me odia, y siento que nadie me querrá de este modo, así que tengo que cambiar, tengo que seguir haciéndolo para sentirme mejor conmigo misma.

No sé cómo ni cuándo comencé a sentir la necesidad de vomitar, creo que desde que subí de peso y comenzaron a molestarme por eso.

A cualquier adolescente le importa su imagen, a mí nunca me había importado, hasta ahora. Nunca quise convertirme en lo que me estoy convirtiendo, odié la idea de ser así: de dejarme influenciar por las palabras, pero ya no aguanto más, ya no aguanto tanto desvelo, tanta tristeza, tantos problemas.

Creo que voy a hacerlo de nuevo. Perdón.


Depresión: sentimiento que te carcome los huesos.

El Diario de AnnalisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora