XXII

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17 de octubre, 2009.


(Primera cita con el psicólogo)

Después de contarle mi historia.

—Debes dejar ir algunas cosas. —Me dijo el psicólogo mientras escribía no sé cuantas cosas en un folio.

—No es nada fácil. —Suspiré

—Sé que no es fácil, pero si tienes las ganas de salir de esto, lo lograrás.

—A veces siento que soy un caso perdido, incluso anoche lo hice de nuevo. Siento que soy masoquista conmigo misma. Y, en un cierto punto, me provoca placer. Me gusta.

—Cuando te duelen algunas cosas y te autolesionas, solamente estás tratando de apagar el incendio que te quema por dentro, pero deberías de entender que nada es para siempre. Luego tú te sentirás otra vez igual. —Y razón no le faltaba—. Las chicas como tú comúnmente no sonríen, porque han estado por muchos años sumergidas en una profunda depresión.

—Toda mi vida ha sido un caos total, desde que mi padre se fue de la casa, desde mi primera escuela hasta la actual. Todo, absolutamente todo, ha sido un fracasado total. No se da cuenta que soy un fracaso, un maldito fracaso sin solución.

—Los fracasos son los que te llevan a la cima.

—Las cimas no se hicieron para mí.

—Todos tenemos una cima que se vuelve nuestro reto, el desafío de nuestra vida, y creo que este es tu momento de escalar, de sujetarte fuerte de las ramas de los árboles, de pisar firme y de no mirar atrás. Porque si lo sigues haciendo, seguirás viviendo en un pasado, y el pasado es un infierno. Un infierno que quieres que se apague de una vez por todas.

—¿Entonces llega a la conclusión...?

—Es demasiado pronto para llegar a una, tengo que ponerte más citas para llegar al fondo de tu depresión. Del verdadero problema.

El Diario de AnnalisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora