Capítulo 5.- ¿Quién eres tu?

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Elsa

¿Cómo se atreve a darme órdenes? ¿Quién se cree el niño ese? Sigo sin poder creer que me haya obligado a tirar mi chicle, realmente no era para tanto su drama, más bien lo hace porque yo no encajo en su "mundo perfecto", en este preciso momento me arrepiento de haber adelantado esa materia, pero eso me pasa por querer acomodar mi horario de forma decente.

En cuanto la clase se terminó fui de las primeras en salir del aula, caminaba por el pasillo con dirección a mi casillero, de un momento a otro sentí que me sostenían por el brazo izquierdo; por instinto volteé a ver al dueño de aquella mano que me sostenía y mi sorpresa fue que era el idiota albino

- ¿Me sueltas por favor? – traté de no sonar grosera

- No, hasta que me digas ¿quién eres tú? – sentí como apretaba su agarre

- ¿A caso tienes memoria de corto plazo? Me presenté contigo hace un rato, mi nombre es Elsa, y si no te molesta quisiera que me soltarás, me estás lastimando – me quejé y el idiota me soltó

- No, no tengo memoria de corto plazo, pero me refiero ¿cuál es tu nombre completo?, yo me presente como se debe y espero lo mismo de tu parte – respondió tajante

- ¿Es en serio? – pregunté y él asintió con la cabeza, di un gran suspiro, y me aclaré la garganta - Discúlpame principito, mi nombre es Elsa Rider Fitzherbert. ¿Feliz? - arquee la ceja y me cruce de brazos

- No feliz, pero si conforme, gracias – respondió fríamente, pero no me quitaba la vista de encima

- ¿Tengo algo en los dientes? – pregunté muy seria

- No – respondió sin saber a qué se debía la pregunta

- ¿Tengo algo escrito en la frente? – volví a preguntar molesta mientras con mi dedo me señalaba la cara

- No, creo que no – seguía sin entender

- Entonces, si no tengo nada en el rostro ¿Por qué demonios no dejas de verme? – exclamé molesta

- ¿Será acaso porque creo que eres muy bella? - me respondió con otra pregunta, y su respuesta me sorprendió bastante

- No te hagas el chistoso – respondí

– No estoy bromeando, es verdad, además solo quería ser amable contigo, pero creo que no se puede, ¡es como hablar con una pared! - exclamó alzando un poco la voz, para después darme la espalda, pero alcancé a detenerlo

- Oye, ¿Quién eres tú? O ¿qué te crees para decirme eso? – me había molestado bastante por sus comentarios y sus acciones

- ¡Tal vez soy una persona que, si tiene educación, no como tú! – respondió mientras me observaba despectivamente de arriba abajo, obviamente juzgando mi atuendo, lo sé, no encajo en el estilo de las "princesitas primorosas" que tengo por compañeras

- ¿Sin educación? – Dije entre risas - ¿A caso mi apellido no te dice nada? – dije molesta

- ¿Rider?¡Para nada! – respondió entre risas

- ¿Y Fitzherbert? – di un paso hacia él y quedé frente a frente

Su expresión era difícil de describir, seguramente estaba devanándose los sesos por encontrar alguien en "su mundo" que tuviera ese apellido

- ¿Nicolás Fitzherbert?, el inversionista de la firma de abogados de mi padre, ¿tienes que ver con él? – dijo un poco pedante, incluso puedo decir que sarcástico

-Sí – exclamé triunfante – es mi tío, y mi segundo padre por decirlo así – respondí con una enorme sonrisa de satisfacción

Jack

¿En qué mundo extraño estamos en el que esa mocosa insolente es la sobrina del señor Fitzherbert?

- ¡Pues sigo diciendo lo mismo, a pesar de que seas pariente suya no tienes educación! – exclamé, mientras retrocedía

- Lo que pasa chico lindo, es que, si tengo educación, que mi atuendo no encaje con el de "las princesitas primorosas" a las que estás acostumbrado, no quiere decir que no tengo modales, la diferencia entre nosotros, es que mi vida la controlo yo – respondió tajantemente, saco del bolsillo de la chamarra un chicle, lo puso en su boca, lo mascó un poco y después hizo otra bomba para tronarlo

-Hasta luego Jackson –dijo mientras me guiñaba un ojo para darse la vuelta y así continuar con su camino

- ¡Espera! – grité e hice que se detuviera

- ¿Sí? – se giró a verme, mientras me acercaba

- Lo siento, no tuve que haberte tratado así – dije avergonzado

-Te disculpo, - dijo sonriendo – creo que necesitas un amigo – se quedó en silencio un momento – bueno una amiga - dijo entre risas

-Acepto tu amistad – dije sonriendo

- Debo irme te veo luego Jack – se dio la vuelta y se fue por el pasillo con rumbo a su casillero

-Hasta luego Elsa – dije una vez que ella se había ido y por primera vez en mi vida, me quedé paralizado sin saber realmente lo que tenía, o más bien debía de hacer.

Al ser mi última clase fui a mi casillero y saqué mis libros, para después seguir con mi aburrida rutina de regreso a mi prisión, quiero decir a mi casa.

Carrera por un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora