Capítulo 13.- Una situación un tanto incómoda

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Jack

Habían pasado aproximadamente 10 minutos que habíamos dejado la avenida donde se realizaban las carreras ilegales, la avenida donde en un periodo de tiempo relativamente corto sería mi iniciación, Pincel y yo habíamos conversado un poco, pero la notaba algo perdida, no sabía si debía preguntarle lo que ocurría o no, pero algo en mí me decía que lo hiciera

- ¿Te encuentras bien? – le pregunté de repente


- ¿Por qué me lo preguntas? – dijo ella sin quitarle la vista al camino


- Es que, desde que viste a ese tipo que te saludo, te he notado extraña – dije cuidando cada una de mis palabras


- ¿Cuál tipo? – dijo ella sin darle mucha importancia


- ¿El líder de los Devils? – dije confundido


- ¡Ah! ¿Te refieres a Gastón? – dijo ella y noté como se ponía un poco tensa


- Sí a él ¿te hizo algo? – dije un tanto preocupado


- No para nada, solo es que, no es una persona que sea un gusto conocer – dijo ella tratando de aminorar la situación


- ¿Segura? – dije inquisitivo y ella paró en seco el auto


- No, la verdad, Gastón, Gastón es mi exnovio, fue él quien me enseñó a conducir, y la verdad no quiero hablar del tema, así que si no te molesta te agradecería que no me lo volvieras a mencionar – dijo ella un tanto molesta


- Sí, lo siento – dije avergonzado, ella solo se me quedó viendo fijamente, tomó aire y puso en marcha de nuevo el auto, con destino a la casa de los Lavrov


El resto del trayecto lo pasamos en silencio, hasta que llegamos al fraccionamiento en donde vivían los hermanos Lavrov


- Bien, llegamos – dijo ella estacionando fuera de la casa


- Gracias Pincel por traerme y pues por ayudarme a escaparme de mi padre – dije con desgano


- No agradezcas nada, necesito las llaves de tu auto – me dijo ella muy seria


- ¿Mis llaves? – dije confundido


- Sí, se supone que te quedarás a dormir con los hermanos Lavrov, y que llegaste en tu auto, ¿Cómo vas a ir a la universidad si no tienes auto? – dijo ella muy seria


- ¡Mierda! No lo pensé – exclamé mientras me pasaba las manos por el cabello


- ¡Ya lo noté!, necesito tus llaves para que uno de los chicos me ayude a traer tu auto – dijo ella un poco alterada


- Sí, claro, aquí están – se las entregué


- Gracias, te enviaré un mensaje de cuando tu auto esté aquí, dejaremos las llaves en el buzón, Tulio y Miguel ya lo saben – dijo ella muy seria

Carrera por un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora