Cazadores de Sombras: La hermana de Jace. (Malec)

La mémoire des passions féroces assombrit.

Magnus Povs:

Después de ignorar una y otra vez los golpes en la puerta, Magnus exhausto fue a descubrir quien lo necesitaba tan urgentemente.
-¿¡Quién osa en molestar al Gran Brujo de...
-Hola-Una muchacha de cabello rubio, largo hasta la cintura, lo miraba con un gesto de notable arrogancia en el rostro. Magnus reconoció al instante quien era-. Soy Jane Herondale.
-Ya se quien eres- Contesto de mala gana-. ¿Por qué viniste? Deje muy en claro que no quiero tener nada que ver con tu gente.
-Alec esta herido- Dijo la muchacha. Había preocupación en sus ojos, pero aún así intentaba ocultar toda muestra de dolor en su porte-. Necesitamos que lo cures.
-¡¿Alec está herido?!- Magnus sintió el inicio de un ataque de histeria- ¿Cómo está? ¿Qué tiene? ¿Qué le pasó?
-Te lo explico en el camino- Dijo La Cazadora de Sombras, volteando y subiendo a la camioneta de ¿Scott? ¿Semus? A la cual, Magnus subió detrás, sin interesarse siquiera en que aún llevaba el pijama puesto.
Alec Povs:
Cuando despertó en la enorme y fría enfermería del Instituto, no lo sorprendió que dos delicadas manos sostuviesen las suyas, pero cuando alzo la vista descubrió, que a diferencia de quien él esperaba, las manos pertenecían a Jane.
Dos inquietos ojos dorados lo observaron cuando se removió.
-¡Alec! ¿Estas bien? ¿Te duele algo?
-Em... No- contesto el Nephilim al mismo tiempo que se enderezaba.
Y ahí estaba.
Reclinado en una silla de la enfermería, Magnus lo estudiaba con gesto serio.
Estaba cansado, o al menos eso indicaban las grandes sombras que se contorneaban debajo de sus ojos.
Su brillo natural, parecía completamente opacado.
Puede ser que fuese porque estaba vestido sencillamente con unos vaqueros negros y una remera púrpura. Un atuendo fuera de lo común, para lo que el brujo estaba acostumbrado a usar. 
De repente sus labios se separaron y Alec supo que le había dicho algo, y el no lo había escuchado.
-¿Qué?-dijo con un leve sonrojo, por su distracción.
-Te pregunte, ¿Qué tal te sientes? Alexander.
Alec sintió un destello de furia en su interior. Por mas que fuera su nombre, odiaba que Magnus le hablase de una manera tan formal. Pero aún así lo dejo pasar, porque había notado preocupación en la voz de este.
-Estoy bien, Magnus. Yo...
-Eso es todo entonces-Chasqueo sus dedos y en un instante se esfumo. 
El Nephilim se quedo abiertamente confundido, mirando la silla en que segundos atrás había estado sentado el amor de su vida, y con un Jane que le sostenía las manos como Asustada de que él también se fuese a desvanecer en cualquier momento.

Alec Povs:
Los días que siguieron los paso en la enfermería, Jane no lo dejo solo en ningún momento. Dormía en la camilla de al lado y intentaba distraerlo intercambiando preguntas sobre sus vidas. Alec sospechaba que estaba intentado, a demás de distraerlo, que se conocieran un poco mas, y internamente le causaba mucha ternura.
Isabelle tampoco lo dejaba solo, excepto cuando tenía que ir a cazar o a entrenar, a lo que Jane había renunciado momentáneamente.
Izzy Povs: 
-¡Alec! ¿Podrías dejar de insultar mi sopa?- Izzy golpeó en el brazo a su hermano que se removió con un gesto de dolor-. Si no te gusta, cocina tu.
-¿Crees que no puedo hacerlo?-Dijo empujando con su cadera a su hermana-. Seguro lo haré mejor que tú. 
Isabelle lo miro con una expresión de falso dolor.
-No sabes cocinar- le replicó.
-Algo se. Me enseño Mag...- Y se detuvo a mitad de la frase, dejando a una Isabelle y Jane que lo miraban insinuantes.
Entonces Jane hablo. Estaba sentada en la encimara y su gesto era dulce.
-Yo lo ayudare Iz, ve con Simón si quieres.
Le había dicho que fuese solo si quería, pero Isabelle había comprendido el verdadero mensaje de la chica "Veté y déjame a solas con tu lindo hermano, así lo persuado de casarse conmigo, comprarme un lindo vestido y tener dieciséis hermosos hijos, que se llamaran con nombres extravagantes y elegantes, y no vendrán a visitar a su tía".
Bueno, quizás exageraba, pero estaba claro que quería estar a solas con Alec.
Isabelle no supo que excusa poner para quedarse y miro a su hermano que estaba buscando una olla, parecía tranquilo, no había nada de malo en dejarlo con esa chica, pensó muy a su pesar. Y se fue por la puerta, con la barbilla alzada y contorneando las caderas. Con el aspecto orgulloso de alguien a quien no acababan de echar indirectamente.
Alec Povs:
Alec metió el pollo en el horno y dirigió una enorme sonrisa a Jane que estaba sentada en la mesada balanceando las piernas.
Todo eso le resultaba tan familiar, y sin embargo no lo estaba viviendo con quien él quería realmente. La figura sentada sobre la mesada, no era a la que estaba acostumbrado. No era la persona con la que había aprendido a cocinar, con la que había hecho miles de guerras de harina... El rostro se le ensombreció.
-Ven aquí-Dijo Jane dubitativa.
Y él se acercó a ella, y la miro profundamente a sus ojos dorados, hasta que se pudo ver reflejado en ellos.
Jane lo rodeo con sus piernas, acercándolo a ella, y luego hizo lo mismo con sus brazos, enroscándoselos alrededor del cuello.
Una idea cruzo por su mente, fue rápida y no dudo más.
Podía detener a Jane, decirle que amaba a Magnus, pero ¿Qué sentido tenía? Magnus ya le había dicho que el amor que se tenían no cambiaba nada, y eso era suficiente. Por primera vez en su vida, (o quizás segunda), se dejaría llevar por el deseo que sentía.
Agarro a Jane por las piernas, presionando el agarre que esta ejercía sobre él, y la beso.
Casi se sorprendió de si mismo, y agradeció que Jane tuviese los ojos cerrados porque probablemente debía estar rojo como un tomate.
Primero deslizó sus labios contra los de ella con suavidad, pero luego, cuando esta se abrió paso con la lengua por su boca, la tomo en brazos levantándola de la mesada, y así, besándose, con ella en brazos, camino a su habitación.
Se separaron para recuperar el aliento, y el la dejo, con un movimiento rápido y delicado, sobre su cama. Esa que solo había compartido con el Brujo.
Sacudió la cabeza, casi imperceptiblemente, para alejar el recuerdo.
Jane volvió a besarlo, y lo tomo del suéter para atraerlo hacia su lado en la cama. Y luego, con la destreza que, Alec supuso, no daba solamente el entrenamiento como cazadora de sombras, le quito no solo el suéter, si no que a su vez también la camiseta.
Y con un poco mas de torpeza, el Nephilim hizo lo mismo con ella, dejando al descubierto su pálida piel, cubierta de runas y cicatrices.
Estaba besándole el cuello, mientras tomaba su largo cabello rubio con una mano para dejarlo de lado, cuando sonó su celular.
Una, dos, tres, cuatro veces. Ya no podía ignorarlo, y luego de lanzarle una mirada de disculpas a la muchacha, fue a atender, irritado por la interrupción.
-¿Hola?
-Hola- contesto con dulzura la voz detrás del teléfono. Inmediatamente sintió como la culpa y el dolor se adueñaban de su cuerpo. Se quedo en silencio, y evito decir su nombre, al mismo tiempo que rogaba a Raziel que Jane no hiciese ningún ruido-. Mira, estuve pensando...- comenzó Magnus.
-Alec, cariño ¿Con quien hablas?-Dijo Jane que lo miraba entre impaciente y extrañada.
-¿Con quien estas Alec?-La voz de Magnus sonó Insegura.
-Em... Con nadie-sintió como la sangre le subía a las mejillas.
-¡¿Estas hablando con Magnus?!-dijo Jane con una ceja alzada.
-Em no, bueno si...
-¿Me hablas a mi Alec?
-No, a Jane.
¡Por el Ángel! ¿Cómo pudo caer en ese truco? Idiota, idiota.
-Eres un idiota ¡Ibas a acostarte conmigo cuando aun lo amas! ¡¿Verdad?!-Jane lo miro con odio y se fue dando un portazo, que dejó vibrando las bisagras.
-¿Magnus?-Pregunto Alec con un hilo de voz.
-¿Ibas a acostarte con ella?-Magnus sonaba dolido- Pues si que fue oportuno mi llamado. Déjalo, ya no importa que iba a decirte.
Y como la anterior vez, Magnus colgó el teléfono.
Nuevamente sin pensar, pero esta vez sabia que si o si tendría que tener un buen resultado lo que hiciera, Alec se puso de un tirón la remera, y luego tomo de una silla la campera de combate. Esta vez, no se recostaría en la cama a lamentarse.
Esta vez, no dejaría a medias su conversación con Bane. Podía darlo por hecho.