Cazadores de Sombras: La hermana de Jace. (Malec)

Silly Love Songs.

 You'd think that people would have had enough
Of silly love songs
I look around me and I see it isn't so
Some people wanna fill the world
With silly love songs
And what's wrong with that?
I'd like to know
'cause here I go again
I love you, I love you
I love you, I love you

I can't explain the feeling's plain to me; can't you see?
Ah, she gave me more,
She gave it all to me now can't you see?
What's wrong with that?
I need to know
'cause here I go again
I love you, I love you.

La voz suave de Magnus lo despertó. 

Estaba en la cocina, cantando "Tontas canciones de amor", menuda ironía.  Se mantuvo lo más quieto posible, intentando mantener el ritmo de su respiración acompasado. Aun no estaba preparado para enfrentarlo. 

Según lo que su oído entrenado le índico, Magnus estaba preparando un café. Instantes después el olor inundo sus fosas nasales. 

  — Se que quieres café, Alec. Así que, ¿Qué tal si dejas de hacerte el dormido y vienes a tomar una taza? No voy a morderte ni nada por el estilo— comentó el brujo con tono desinteresado.

Alexander soltó el oxígeno que había estado conteniendo desde el instante en que lo oyó hablar, y se levanto del sofá.

Al hacerlo, una frazada fina color canela cayo al piso. 

Lo había tapado, como siempre hacía cuando lo encontraba dormido al llegar al loft. Ese gesto le dio esperanza, y le lleno el corazón de ternura. 

  — ¿Cómo dormiste?— Inquirió Magnus, tendiéndole una taza de café. 

Actuaba de modo natural y despreocupado, pero Alexander sabía que en realidad era una máscara que utilizaba para cubrir sus temores, dudas, dolencias... 

  — Dormí excelente, ¿y tú?—  Preguntó siguiéndole el juego. 

Magnus rodó los ojos. 

  — Creo que mejor que tú. Quiero decir, yo no ingerí una cantidad exorbitante de polvillo de hadas. Soy lo suficientemente inteligente como para saber que eso es estúpido. 

— Jane dijo que era solo una pizca— soltó. 

Porque Jane le había dicho que era poco, ¿verdad? 

Ya no estaba seguro. 

— Jane, Jane, Jane— dijo el mayor en tono burlón—  Me imaginó que no se lo pasaron muy bien teniendo en cuenta que acabaste en mi casa. Digo, necesita drogas para entretenerte, eso es muy triste. 

— Basta, Magnus. 

— ¿Por qué acabaste aquí, Alexander?  ¿Probaste suerte con ella, salió mal y las drogas te dieron el valor suficiente para probar suerte conmigo? 

  — Sabes que yo no soy así— contestó el Nephilim, colorado. 

— Ya no sé como eres— exhaló, de una manera que pareció más un suspiro que una frase.  

  — Soy el Cazador de Sombras, armado hasta los dientes y con ropa oscura, que un día conociste en una de tus fiestas. 

  — El hombre del que hablas es el hombre del que me enamore, y ya no sé si eres ese hombre— dijo, dejando su taza de café sobre la encimera. 

Alexander se levantó y tomó con suavidad a Magnus del rostro para que lo mirase a los ojos. 

— Sigo siendo el mismo, solo que cometí errores. Todos los cometemos. Tú lo hiciste conmigo, y yo supe perdonarte. 

— Nunca lo hiciste realmente, si no, nada de esto habría pasado. 

— Claro que te perdone, pero abriste una duda. Una duda pequeña que me molesto como una aguja en el estómago. Pero estoy aquí, y voy a cerrar esa puerta. Porque siento todo más claro. Porque escuche a mi mente, como siempre hago, en lugar de lo que siento aquí dentro— y llevo la mano del brujo hacía su propio corazón—  Pero me gustaría saber que es lo que tu sientes en ese mismo lugar que se esconde en tu pecho.

Jace Pov's: 

 — ¿Isabelle? ¿A donde vas?— Inquirió, deteniendo el paso de su hermana que caminaba hecha una furia. 

  — No lo sé, por ahí— contestó, liberándose de su agarre—  Y por cierto, acabo de romperle la cara a tu hermana, esta tirada en el pasillo. Parece muerta, pero no lo esta. 

Jace se quedo de piedra donde estaba y observó a la pelinegra salir del Instituto. 

<<¿QUÉ?>> 

Si, tendría que haber ido a buscar a Jane y ponerle algunas runas. Podía pasarle cualquier cosa en el estado que Izzy había descrito, pero esa idea ni cruzo por su mente, porque al instante ya estaba corriendo detrás de la que consideraba su verdadera hermana para averiguar que era lo que la afligía. 

De todos modos, sabía que Isabelle no lastimaba a nadie sin un motivo. Y si había herido a Jane, era porque esta lo tenía merecido.