La vuelta.

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Alec.

Sería mentira decir que no hiceron un portal para llegar rápidamente al Instituto, porque si lo hicieron.

Las manos de Jane ya navegaban por el interior de su camisa sin ninguna clase de inhibición. Se despegó de ella un instante para abrir la puerta de su habitación y dejarla pasar, y podría jurar que la puerta de Iz estaba entreabierta y había notado un movimiento de soslayo. Aunque dudaba que su hermana lo estuviese espiando. Cerró la puerta tras de sí, y atrajó nuevamente hacía sí a la muchacha de los ojos dorados. Se sentó junto a ella a la orilla de la cama y la siguió besando con la pasión que habían comenzado los besos en el parque. Sus manos acariciaban cada centímetro de su cuerpo y se sentía ciertamente descontrolado. 

—Te amo, Alec—susurró entre sus labios la nephilim, y se separó de él un instante para quitarse con rápidez su vestido.

Volvió a sus brazos en tan solo ropa interior, y comenzó un arduo trabajo intentando deshacerse de las ropas de Alec, mientrás el nephilim besaba apasionadamente su cuello.

Jane se quitó el sostén y ante la mirada sorprendida de Alexander, atrajó las manos de este hacía su pecho.

—Vamos a hacerte hombre.

Y todo terminó.

No importaba cuanta cantidad de polvo de hadas hubiese ingerido, o cuantas bebidas de estos seres mágicos hubiese tragado, Esa Frase lo cambio todo.

Tomo su suéter y su remera, del suelo donde habían terminado, y se levantó de la cama.

—No necesito que me hagas un hombre, porque ya soy uno. Sin importar con quien me acueste o a quien ame. Antes dudaba sobre esto, mi padre me había hecho creer que la hombría era algo que simplemente no encajaba conmigo, pero se equivoco. Soy un hombre, y no necesito tener a nadie al lado para que lo confirme. Menos alguien que me ayude a ser algo que ya soy.

Y se fue, a pesar de que era su pieza, porque no tenía el valor suficiente para hechar a Jane estando en ropa interior.

Salió fuera del Instituto, y era ahora su corazón y no el polvo de hadas, el que lo guíaba. Avanzó sin detenerse, con la cabeza baja y la mente arruinada, hacía el único lugar en que podía sentirse él mismo, en donde podía sentirse seguro.



Cazadores de Sombras: La hermana de Jace. (Malec)Where stories live. Discover now