Capítulo 9

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Narra Rubén.

Mi cuerpo se estremecía de la emoción, una emoción que yo no entendía de qué se trataba. Estar vestido de tía en una fiesta era una experiencia totalmente nueva para mi, nunca se me había cruzado por la mente que algún día haría algo así, y no es que nunca haya querido, sólo que no me imaginaba se fuera a cumplir.

Recuerdo que a los 7 años le pedí, le rogué y pataleé a mi madre en medio de una jugueteria de un centro comercial para que me comprará una corona de princesa que venía junto con una barita mágica y unas cadenas muy monas, rosa, de niña, de algo que yo no era, pero en ese tiempo no sabía que los niños no jugaban con ese tipo de cosas. Mi madre, tan buena ella, dijo que me lo compraría, salté de alegría aplaudiendo, era la primera cosa que en verdad me gustaba y que me lo iban a comprar, por que odiaba la ropa de niño que me ponían, los juguetes y todo lo de mi cuarto no era de mi agrado por que todo era masculino.
Fuimos donde la cajera quien hizo exaltar a mi madre por sus comentarios que ahora entiendo, ahora entiendo perfectamente.

—¿Es para su hijo? —dijo la cajera  mirándome fijamente.

—Sí —mi madre habló nerviosa.

—¿Qué clase de madre le compra estas cosas a su hijo varón? —le estaba regañando sin ningún derecho. Una simple cajera.

—A mi Rubén le ha gustado, no voy a juzgarle si es...

—¿Si es maricón?

—Gay, iba a decir gay, menuda mal hablada.

—Lo dice la madre que educa enfermamente a su pequeño hijo. Si sigue así irá al infierno, ¿Usted lo quiere ver entre las llamas del demonio?

—¡Ay, no venga con esas idioteces!

—¡No son idioteces, su niño está siendo poseído por el demonio!

—¡¿Pero que tiene en la cabeza?!, ¡Mi hijo por ser gay no va a ir al infierno, no ha  hecho nada malo, es sólo un niño!

—¡Un niño que peca!, ¡De alma impura!

—¡¿Se da cuenta de las gilipolleces sin sentido que está diciendo?! —mi madre sostuvo mi mano, estaba cabreada, aún recuerdo el temblor de su cuerpo por la rabia.

—¡Lo dice la biblia!, ¡Sodoma y Gomorra!, ¡Ah, pero de seguro usted no lee la biblia por que le permite esta clase de aberraciones a su niño!

—¡Mire, señora, no quiero discutir sobre esto con una mente cerrada como usted, así que hágame el favor de cobrarme ese juguete de una vez para poder largarme de aquí!

—¡Eh, eh! ¿Pero que está pasando aquí? —un señor, altísimo se acercó a nosotros.

—Nada, sólo que esta... Señorita está insultando a mi hijo llamándole demonio y que se irá al infierno, ¿Puede creerlo? —mi madre bufó.

—Casandra, ¿Eso es cierto? —soltó el gerente suspirando, mirando a quien me llamó "alma impura" segundos atrás.

—... Son 34 euros... —dijo la cajera pasándole el objeto por el que tanto berrinché en una funda plástica con el nombre de la juguetería.

—... —mi madre la observó con los ojos achinados y recogió la funda de un jalón—. Gracias —le dio el dinero y salió de ahí con rapidez, resignada. Pude oír los regaños del gerente mientras nos alejábamos.

Y...

Cuando estaba en la escuela, me molestaban por no jugar fútbol con los otros niños llamándome "nenaza" o "flojo", Mangel me defendía cuando me molestaban así, recuerdo que él adoraba el fútbol y lo jugaba todos los días así no estuviera en la escuela, los sábados en especial, que se quedaba hasta tarde jugando en un parque, y yo, yo sólo lo observaba, sentado en una esquina, queriendo jugar con muñecas y no al fútbol.

Malos pensamientos #1. ➝RubelangelWhere stories live. Discover now