Capítulo 9. Nutella

1.6K 151 16
                                    

Confundida, con un solo pensamiento en la cabeza, me quedo bajo el chorro de agua caliente dejando que esta escurra por mi cuerpo, por mi ropa, por mi cabellera y todas esas rebosantes y raras ideas con nombre y apellido:

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Confundida, con un solo pensamiento en la cabeza, me quedo bajo el chorro de agua caliente dejando que esta escurra por mi cuerpo, por mi ropa, por mi cabellera y todas esas rebosantes y raras ideas con nombre y apellido:

James Hudson Howlett.

Sacudo la cabeza un par de veces antes de dejarla caer hacia el muro. Abrazo mis piernas contra mi pecho y quieta, muy quieta, solo sigo pensando en todo lo que me ha dicho la noche anterior Storm. ¿Estará hablando en serio o solo será una broma de mal gusto? ¿No se supone que me detestan todos aquí?

Suspiro pesado y por fin decidida a que debo de enfrentarme a mi estadía en este lugar, me levanto de mi posición para comenzar a desvestirme y bañarme de la manera correcta. Puedo admirar como el tinte de mi cabellera se cae, dejándome aún más desteñida de lo que ya me encontraba.

Me enredo en una toalla cuando por fin termino; descalza, intentando no chorrear de agua el lugar, camino por el diminuto espacio hasta llegar a mi alcoba. Del armario selecciono un simple conjunto deportivo de la ropa que me han prestado, mis botas y una sudadera, por fin salgo de mi habitación para ir por algo de comer.

En mi interior, rezo para no encontrarme por ningún solo lado a Garritas. Vigilo cada que avanzo que no venga ni por delante ni detrás; de igual forma, cuando entro a la cocina, no hay absolutamente nadie. Eso es un punto a mi favor.

Avanzo a ver que me puedo encontrarme en las alacenas. Escucho pasos a mis espaldas, pero como no me habla ni dice nada, supongo por un instante que no debe ser alguien importante. Abro otra puertecilla, encontrándome con la cosa más sagrada en la tierra.

Nutella.

Me alzo sobre mis pies para poder alcanzarla. Me estiro lo más que puedo; me coloco de puntillas e incluso me sostengo de la barra; puedo sentirla, cada vez más cerca, mis dedos rozan ligeramente con el pote... solo un poquito más.

Y justo cuando la alcanzo, alguien más también lo hace.

-¡¿qué demonios?! –Exclamo, encontrándome con la presencia de una persona que en toda mi estadía no había visto. Bueno, a penas llevo dos semanas aquí pero, nunca lo vi antes. ¿Quién es? – ¡Suéltala, es mía! –Demando tirando del objeto, más nada consigo.

-¡No! ¡Es mía! –Refuta, jalando con una fuerza que hace que incluso yo me acerque a donde se encuentra. Gruño y aun jalo, tratando de quitársela, pero consigue hacer justo lo contrario y ahora, es él quien la tiene.

-¡¿Quién te crees, enfermo?! ¡Es mía! –Reniego. Con una burlona risita niega, tan egocéntrico que me causa nauseas. Agh, hombres.

-Me creo Reedus, Norman Reedus –masculla con una sonrisa, jugando con su rubio cabello. La acción me causa gracia, así que rio, pero supongo que esa era su intención –. ¿Y tú? ¿Quién te crees? –Indaga a modo de juego. Blanqueo los ojos, divertida.

-Me creo Simpson... Maya Simpson –digo. Al instante enarca una ceja y se me queda mirando con seriedad. Analiza mi persona de pies a cabeza con sus bastantes claros ojos azules, hasta detenerse en mis orbes marrones, con una potencia que me hace estremecer, pero consigo ocultarlo con éxito.

-tú me causaste unos cuantos problemas en el pasado –susurra, melancólico. Lo único que sé hacer apenas lo dice, es esconder entre mis manos mi rostro, conteniendo todas las maldiciones que he de querer soltar.

Me quedo callada, así como él. Parece esperar que diga algo al respecto y aunque quiera hacerlo, las palabras simplemente no quieren salir. Se quedan atoradas en mi garganta y es por el pesar y el remordimiento que todo me causa. En verdad que estoy arrepentida.

-pasado pisado, Simpson. Las cosas ocurren por algo –continúa diciendo, supongo que por obligación a mi temible silencio. Ahora es una persona más que se une a la lista de los que me odian y no lo culpo –. Hiciste que me separara de mi novia, resulto que me estaba engañando no con uno, con cuatro tipos...

-¡¿Qué?! –Exclamo sorprendida. ¡Pero que maldita zorra!

-tenía una vida muy activa. Ahora entiendo porque siempre estaba cansada –vocifera con amarga burla. Hago una mueca, incomoda.

-lo lamento. Lo que hice y lo que ella hizo –murmureo con pena. En verdad que me duele; lo de ella no; lo hecho de mi parte sí. Puede que quizá lo haya ayudado a darse cuenta que ella no era para él, aunque eso no quita el hecho de que lo herí.

-ya te he dicho que las cosas ocurren por algo, así que no lo lamentes –añade con sabiduría, en esta ocasión, sonriendo –. ¿Hace cuánto que llegaste? No te había visto por aquí...

-fue hace un mes aproximadamente –respondo. Antes de que me dé cuenta, ya me encuentro caminando a su lado por el pasillo e incluso, he pasado por alto el hecho de que tiene en sus manos la crema de avellanas y chocolate junto a un paquete de galletas Oreo. ¿Cuándo ha ocurrido esto? ¿O acaso en verdad me centré en mis lamentos?

Llegamos a donde la estancia, charlando acerca de nuestras respectivas mutaciones. Le cuento un poco de mi extraña y peligrosa mutación: la energía explosiva, lo mucho que he tenido que aprender a controlarla y lo difícil que ha sido los últimos días en mi estadía en la mansión.

Por otra parte, él puede decirme que no ha alcanzado finiquitar el control de sus poderes. Al parecer puede tener el control de la energía cinética, puede cambiar la potencial por la anteriormente dicha hasta el punto en que dan resultados explosivos.

Llegamos a donde la estancia –lugar que antes no había notado– y uno al lado del otro, comiendo del pote de Nutella, hundiendo las galletas en la espesa crema marrón, continuamos charlando sobre nosotros, algunas de nuestras incomodas situaciones en este lugar e incluso tenemos la misma idea: por algo estamos aquí. En algún lejano lugar, en algún punto del Infinito, en ese espacio enorme y solitario, puede que haya alguien controlándonos, alguien que está llevando a cabo esto.

Quizá es el Destino. Él se está encargando de unirnos, de hacer que nos conozcamos y el Infinito solo lo está auxiliando.

-tengo una duda –dice de pronto. Enarco una ceja y observando como un grupo de jóvenes nos mira cuidadosamente antes de marcharse, escucho con atención – ¿entonces tú eres de quien se ha estado hablando? –Investiga, confundiéndome aún más.

-¿hablan de mí? –Cuestiono. Hace una mueca.

-he escuchado tu nombre pero pensé que era simple juego de niños –masculla –pero ahora que te veo delante de mí, charlando y comiendo Nutella y galletas Oreo, supongo que debe ser verdad... –farfulla –. ¿Sales con Logan?

-Garritas y yo no tenemos ningún otro tipo de relación que no sea odio-muerte –aseguro, lamentándome un poco de que así tengan que ser las cosas. ¿Acaso no podría aquel hombre olvidarse de las cosas y darme una oportunidad como Norman?

-¿Garritas? –Curiosea con diversión. Asiento, recibiendo pronto sus risas risueñas y simpáticas. ¿Qué he dicho? –Buen apodo, muy bueno en serio –adula. Blanqueo los ojos divertida y aunque las galletas chocolatadas se han acabado, eso no evita que mi dedo se introduzca en el pote para comer con la mano de la crema de avellanas – ¿saldrías conmigo?

Lo miro incrédula, sin comprender si se trata de una broma, pero sus azules ojos me dicen lo contrario y puedo decir, que me mira un tanto entusiasmado, animado, como si en verdad fuera la primera vez que esta vida nos hubiera relacionado.

-¿hablas en serio? –Indago. Apenado asiente – ¿Por qué?

-eres diferente de lo que creí, supongo –dice, con una voz tan baja que apenas escucho. Siento mis mejillas sonrojarse y cohibida, asiento.

Infinity (Wolverine) [L.1]Where stories live. Discover now