Infinity (Wolverine) [L.1]

Capítulo 11. Skyler

"Cuando abro los ojos, tengo que parpadear un par de veces. La luz se filtra por las hojas y ramas de los árboles que se encuentran a mí alrededor. Me veo obligada a colocar mi mano sobre mi rostro para tratar de controlar mi visión. Una vez que consigo ver bien, por fin puedo levantarme.

Admiro el paisaje. Un frondoso bosque me rodea y abraza con fervor. Confundida aprecio mis ropas, encontrándome con un holgado vestido blanco de seda. Frunzo el ceño cuando mis pies acarician el suelo de tierra, ramitas y hojas. Voy descalza.

Sin comprender como ni porque me encuentro aquí, me levanto de mi posición. Sacudo mis manos y cabellos tratando de eliminar los residuos de la naturaleza y escuchando gritos en la lejanía, comienzo a correr.

Trato lo máximo que puedo apartarme de allí, pero conforme más lucho, más soy jalada por una fuerza invisible que me arrastra pronto por el suelo y de la nada, aparezco cerca de una tormentosa cuidad.

Solo hay caos y temor rodeándome. Las personas que suplican piedad en el suelo lloriquean y son custodiadas por seres con túnicas y máscaras negras. No comprendo con exactitud que sucede, pero avanzo con lentitud, clavándome vidrios en la planta de los pies, hasta que pronto aparece.

Magneto me sonríe con victoria, sosteniendo en un brazo el largo de su capa. Sus lacayos le siguen y risueños se burlan de mí. Algo ocurre y no sé qué es.

-No importa lo que hagas, Maya –dice, tan triunfador que me duele –siempre serás parte de nosotros. Tú estás provocando esto –continua. Con una seña de manos indica que traigan a dos personas y antes de que siquiera yo pueda hacer algo, ambas son asesinadas brutalmente delante de mis ojos...

Norman...

Logan...".

Cuando abro los ojos, puedo encontrarme con el techo de mi alcoba. Ésta se encuentra bien, lo demás que conforma mi habitación también, excepto mi cama y yo. Ambas estamos hechas un desastre. El sudor frio recorre mi frente y la respiración se me va calmando conforme pasan los segundos.

No comprendo con exactitud de lo que se ha tratado aquello, pero más tranquila, por fin me alzo de mi posición para continuar con mi rutina de día a día.

Primeramente tomo una cálida ducha, seguido cambio mi pijama –una simple bata para dormir bastante corta cortesía de Ororo– por ropa normal, cepillo mi cabello y calzo mi nuevo par de zapatillas deportivas.

Deambulo por los pasillos con normalidad, aunque un tanto tensa y deseosa de no encontrarme con Logan. Aún tengo dudas en mi cabeza y es que, aunque ya he aceptado que me gusta, tengo que encontrar una manera de olvidarme de él antes de empezar a querer conquistarlo, a pesar de que sé que se trata de un caso perdido.

Para cuando llego a la cocina, resulta que Reedus me está esperando en la mesa tipo isla del lugar con un pote de Nutella y un paquete de galletas chocolatadas Oreo. Una sonrisa se me traza por su ternura y la pregunta de por qué no me gusta mejor él aparece.