Chapter IV

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Le temblaban las manos, no podía respirar bien y comenzaba a marearse, tenía que tranquilizarse si no quería ser descubierto.

Nunca había hecho algo así, la chica había bebido más de la cuenta en el departamento del amigo de Ethan, quien gustoso le había prestado ya que pensaba que quería utilizarlo con otras intenciones; la dejó recargada en el asiento y le tomó una foto para mandársela al dueño del departamento. Le sugirió despertarla y darle un poco de café.

Ethan sabía que ella no despertaría hasta mañana, le había puesto un calmante en su bebida. Él traía consigo una cinta y un par de cuerdas, la sometió con las sogas y la subió al carro. Antes de apagar su celular, le llamó a su esposa para contarle sobre su viaje sorpresa sin comunicación alguna, su fecha de regreso sería en una semana. Ella lo tomó bien y sin hacerle ninguna pregunta, le colgó.

Manejó hasta la casa de campo que estaba a 50 kilómetros de su ubicación. En la casa donde la luz era muy tenue, a petición de Ethan, se empezaba a sentir la baja temperatura de la zona rural en la que estaban.

Hannah ahora estaba en una silla, amarrada de las extremidades y con una cinta en la boca. Se sintió el ambiente pesado cuando Ethan comenzó a quitarle el cabello rubio de la cara, la tomó del cuello y la empezó a despertar. Se encontraba desorientada, aún sin saber qué estaba pasando a su alrededor se alarmó por la cinta en su boca, volteó a ver a Ethan con confusión, su semblante cambió drasticamente, ahora se le veía molesta. Pataleó pero era inútil, comenzó a llorar y fue ahí cuando Ethan se hincó.

—¿Alguna vez leíste sobre las consecuencias de confiar en desconocidos?

Le sonrió mientras se incorporaba, la tomó nuevamente por el cuello pero esta vez con fuerza.

—Ahora eres mía, y si sales de este lugar, estas muerta.

Se carcajeó cuando asustada asintió, no era capaz de hacerle eso, pero ahora lo único que le interesaba era llamarle a Rafael, el interesado en la chica.

Estuvo insistiendo en el teléfono, pero el sujeto seguía sin responder, comenzó a ponerse nervioso. No podía mantenerla con él por mucho tiempo, la adrenalina era lo único que lo hacia sentirse vivo en el momento. 

La chica lloraba y con las palabras bloqueadas por la cinta le imploraba que la dejara ir, estaba haciendo mucho ruido y lo ultimo que quería Ethan era que se enteraran de lo que sucedió. Fue a la habitación donde se encontraba ella y con su dedo indice trazó una linea desde su abdomen, para subir por su busto y después pasar a su boca en referencia a que guardara silencio. La chica solo agachó la cara y se tragaba sus lamentos.

Salió y le puso seguro a su puerta, se aflojó la corbata y arremangó la camisa, en ese instante no podía analizar bien el problema, su única solución fue el alcohol, algo que lo tranquilizara, fue al mini-bar y tomó una copa, sirvió una cantidad considerable de tequila y procedió a tomársela, seguida de otra, y otra, hasta que perdió la cuenta y la noción.

Lo ultimó que quedó en su mente fue ella, gritando entre lagrimas que la dejara en paz. Lo cual fue inútil. Él jamás lo haría.

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¡Hola, otra vez! ¿Cómo están? Espero que bien.

Bueno, quiero agradecerles a todas, en serio, por leer y por votar. Significa demasiado para mi y me dan, por decirlo así, una motivación, hermosas, las amo.

¿Dudas, preguntas, sugerencias? Pueden mandarme un mensaje privado, hasta pronto, besos.💞

Yes daddy. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora