Chapter XVI

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Sin pensarlo se iría. Quería ir con mamá y llorar el doble.
Por un momento se le olvidó que Ethan estaba herido a un lado, se puso de pie para correr al baño, se lavó la cara, puso en orden su cabello y se cambió la playera de Ethan por algo mejor.
Recogió el boleto pasando por encima de Ethan.
Se adelantó a la puerta pero ahí se detuvo, volteó a verlo, seguía tirado y respirando con dificultad.

La chica suspiró y siguió su camino, no sería esclava de su propio mal.

Estaba en una ciudad que no conocía, con personas que tampoco se le hacían familiares, aun era temprano, pero ¿que haría después?
Observó que el boleto salía en la noche, ¡qué tonta!

Comenzó a transpirar, hacía calor pero con el vestido largo se le hacía difícil afrontarlo; y entre más pasos diera, era peor.
Se sentó en una banca a perder tiempo, ya quería que cayera la noche para irse.
Una señora la cual al parecer estaba embarazada se acomodó a un lado de ella, se puso nerviosa. No quería que la reconocieran.
Aunque se le hacía imposible que su desaparición se esparciera tan rápido, tenía que ser precavida.

—¿Sabe donde queda el aeropuerto?

Le preguntó a la señora, tratando de no hacer demasiado contacto visual.

—¡Sí! No está tan lejos de esta zona.

—Gracias, tengo un vuelo en la noche, ¿cree que pueda ir caminando?

—¡Oh, cielo! Claro que te puedes ir caminando pero más vale que ya te vayas —bromeó.

—Lo tomaré en cuenta —dio una pequeña risita— aunque no es tan mala idea, al menos ahí no haría tanto calor.

Estuvieron buen rato hablando, cuando la señora preguntó por qué se iba de la ciudad, dudo en su respuesta.

¿Como decirle a alguien que estaba en ese lugar en contra de su voluntad, golpes severos en las piernas y a punto de fugarse porque su victimario le dio boletos de avión? No. No podía.
La señora comenzó a preocuparse cuando Hannah se quedaba pensando demasiado las respuestas.

Era momento de irse. Hannah se levantó de su asiento dando a entender que la platica debía de finalizar.

—¡No sabía que había personas tan amables en Atlanta! —dijo Hannah mientras se arreglaba lo arrugado del vestido.

—Oh, sí que lo hay. Es una lástima que ya no estés más aquí, espero verte cuando regreses.

Hannah le dio una gran sonrisa y agitó la mano, diciendo adiós.
No quería gastar el poco dinero que Ethan le había dado, pero el calor estaba insoportable, así que tomó un taxi y se fue al aeropuerto. 

Estaba pensando en muchas cosas y en nada a la vez, era horrible estar en su posición, se sentía asustada pero no quería estar en grandes problemas.
Podría gritar a los cuatro vientos que había sido secuestrada e incluso que el culpable estaba en un hotel, mal herido. No lo haría ¿verdad?

Miles de cosas se discutían internamente, solo quería irse a su casa, olvidase de todo lo que había ocurrido, omitir toda clase de preguntas que le realizarían y dormir. 
Había llegado a su destino, por fin podría irse, solo tenía que esperar unas horas.
Le quedaba la mitad del dinero que Ethan le había entregado, pensó en algo para comer, no tenía hambre pero sí estaba ansiosa. Fue por una ensalada, increíblemente se le había olvidado el sabor de aquella mezcla de hortalizas.

Otra vez, ahí iban sus pensamientos a agobiarla, no sabía que hacer después de el vuelo, o tal vez sí, pero no quería. 

Terminó de comer y se sentó en la silla de espera del aeropuerto, más tarde iría a verificar el boleto. En un momento a otro perdió la noción, se quedó dormida entre dos bancas.
Soñó a su mamá, la recibía con un abrazo, lloraban juntas, todo el sueño fue muy emotivo; el sueño se hizo cada vez más turbio debido a que fue interrumpido por el sonido de una voz proveniente fuera del sueño.

—¿Estás bien?

Abrió los ojos y temió.

Yes daddy. ©Where stories live. Discover now