Chapter XI

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Comenzó a temblar, su cuerpo ya no quería seguir, terminó arrastrándose por aquel viejo piso donde una capa de polvo lo adornaba. Se quejó. Jamás había sentido eso, era un acto enfermo y humillante, su mano le dolía mucho, seguramente tenía una fractura severa.

Miró a la ventana, el sol parecía estar feliz sin importar su alrededor, a veces lo envidiaba, quería ser como él, también quería ser feliz.

No había comido y su estómago resonaba en busca de comida, no le quedaba mas que llorar. Unos pasos marcados llenaron la sala, sabía lo que esperaba después de que el sonido cesara.

Sintió un frío ardor en la espalda, el cuero del cinto cayó en su espalda, seguido de otro y muchos más, había perdido la cuenta.

De pronto abrió los ojos, todo lo que veía era la misma cama del motel, la tele y el baño.

—¿Estás bien?

Preguntó Ethan muy conmocionado, al parecer Hannah había estado en un sueño tan real. Inmediatamente después de que vio a Ethan enfrente de ella, se alejó. Tenía miedo.
La chica se limpió los ojos y se dio cuenta de que seguía llorando. Apoyó sus manos sobre su cara y quiso pensar que todo estaba bien.

—¿Qué estabas soñando? —cuestionó con el ceño fruncido de la preocupación.

—Nada, son cosas mías.

—¿Quieres comer?

—No tengo hambre, gracias.

Ethan seguía ahí y Hannah no volteaba a verlo. Sabía que estaba arriesgándose pero en ese momento quería que la tierra se la tragara.
Cuando Ethan fue al baño, Hannah se dirigió a la puerta principal e intentó abrirle pero la cerradura tenía llave.

Pasó el día pensando en si su sueño sería una predicción del futuro o solo debería calmar su locura mental. Ethan llamó a alguien mientras estaban en camino a un lugar desconocido para ella, el grado de informalidad con la que hablaban le hizo pensar que era otro idiota.
Hannah escuchó que Ethan dijo algo sobre fugarse, de cuidar el carro y también le recordó sobre no decir a nadie su ubicación.

"Necesito que retires la mitad de mi dinero en efectivo, compres un boleto de avión a Atlanta, Georgia y canceles mis cuentas bancarias, celular y cualquier otra cosas con la que puedan rastrearme. Confío en ti, hermano. Nos vemos luego, gracias." —colgó el teléfono y siguió conduciendo despreocupadamente.

Yes daddy. ©Where stories live. Discover now