Yes daddy. ©

Chapter X

En todo el viaje, solamente habían compartido un par de palabras, los seguros inteligentes no se botaban solos, Ethan tenía que hacerlo, por seguridad para los niños. Puso la radio y comenzó a cantar como si no hubiera cometido un delito en contra de la libertad de la chica.

Ethan se estacionó en un motel de paso, lo único que quería era: dormir, estaba tan cansado, había manejado 6 horas seguidas y su cuerpo necesitaba un descanso. En cambio Hannah le pedía no dormir ahí, el motel tenía mal aspecto y parecía antihigiénico.

—¿Vamos a dormir aquí? —Dijo con cierta repugnancia.

—No fastidies con eso, por favor.

La recepcionista le coqueteó al hombre alto que abrió la puerta, de lejos se podía ver cómo lo examinaba. Él le sonrió y ella se rió.

—Me llamo Miranda.

—Ethan —movió su cabeza en forma de saludo.

Después de que les entregaran la llave y que Hannah se tapara el rostro con lo que pudiera, entraron a la pocilga donde dormirían.

—¿Dónde dormiré?

—No sé —Le respondió sin siquiera voltear a verla.

—Gracias.

—De nada.

Hannah se paró enfrente de la tele que el ojiazul estaba observando.

—¿Qué te pasa? —Dijo Ethan enojado.

—¿Dónde voy a dormir?

El hombre caminó hasta donde estaba Hannah y la tomó por el brazo, después la tiró al piso. Se quitó el cinto y la amenazó con pegarle.

—Ahora sí: ¿que querías?

La chica humillada, negó con la cabeza como si se tratara de un dialogo de señas.

—¡Contéstame!

—¡Perdón! ¡Por favor! No quiero dormir ahora. Puedes dormir tú.

La aventó y se rió, la chica se había hecho un ovillo y lloraba para sus adentros. Él era malo. Y eso la iba a matar.