O n c e

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-Mucho gusto, mi nombre es Isabella, puedes decirme Isa, aunque la verdad es que odio que me digan por mi nombre completo... Igual, llámame como quieras.- Se acercó a su cama y le estrechó la mano.

Lucas la saludó con un poco de desconfianza y timidez.

-¿Tu eres la rara chica del otro día?

-No... Bueno, en verdad sí. Pero no tomes decisiones apresuradas sobre mí. Te confundí con otra persona.

-Qué casualidad, mi nombre también es Lucas, bueno eso es lo que suelen decirme ¿La persona con la que me confundiste también se llamaba Lucas, verdad? .- su expresión cambió.- ¿Qué haces aquí?

-Sí. Yo hago trabajo comunitario, y ya sabes... Me han mandado a ver cómo estabas- mentía, y sentía cada palabra que le decía a Lucas. Las sentía como un cuchillo en el corazón.

-Muy bien.

-También me han mandado a ver esta película contigo.- sacó de su bolso una película de terror, la que vieron en su primera cita, y la puso en el computador que traía.

Ponerle una película que habían visto, probablemente no le ayudaría mucho, pero Isabella mantenía las esperanzas hasta en el más mínimo detalle.

-No sé cómo pueden mandarte a hacer esto, pero solo la veré porque tiene un buen título.

-Buena decisión.

Lucas se sentó en el sofá en el que estaba ella.

-Creo que deberías... acercarte más, a esta distancia no creo que alcances a ver nada.- Y con una suma delicadeza Lucas se fue moviendo hasta quedar junto a Isabella.

-Espero que no asuste.- de pronto soltó el.

-Miedoso.- rio tímidamente Isa.

-No soy miedoso, digo... No me conoces, no puedes hablar de lo que no sabes.

Una súbita tristeza la inundó. Lucas en su vida le había hablado de esa manera, y ella solo trataba de hacer y decir lo que había pasado ese día. Pero tal vez, eso nunca volvería, el nunca volvería.

-Tienes razón, lo siento. Tal vez ya deba irme, olvide que tengo que ver a otros pacientes.- se levantó y cogió sus cosas.

Antes de irse, contó tres segundos, esperando a que Lucas en cualquier momento la detuviera. Pero nunca llegó. Nunca llegó el Lucas que la abrazaría por detrás y le susurraría al oído retándola a ver la película, ni mucho menos el que le hacía cosquillas cada vez que fingía enojarse. Estaba vez no lo estaba fingiendo, simplemente con ese gesto entendió que a Lucas no le importaba ni preocupaba nada que tuviera que ver con Isa. Si ella no le importaba, entonces para ella ya no importaba nada.



Ladrón de galletas ; 02Donde viven las historias. Descúbrelo ahora