Prólogo

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La vida tiene momentos inexplicables que el ser humano no puede explicar, aquellas dos personas acababan de llegar a vivir a aquel pequeño pueblo alejado de la ciudad, se podía respirar el aire puro ya que estaba rodeado de pastos verdes, árboles y en la propiedad pasaba un pequeño rió, ya que el nuevo dueño de esas tierras quería que su vida fuera tranquila y así poder olvidar lo que les había pasado.

-¡Buenas tardes¡- dijo un señor de cabellera castaña, de porte elegante, que venia acompañado de una señora de cabellos oscuros y unos ojos azules, también lo acompañaban dos niñas una era rubia la otra era una castaña.

-¡Buenas, por favor pasen adelante- dijo el dueño de la propiedad.

-Somos la familia Arendell, y sus vecinos, hemos venido a darles la bienvenida al pueblo claro si nos le incomoda nuestro atrevimiento.

-¡Por supuesto que no! Contesto el señor de la casa, que a primera vista parecía imponerse por su gran tamaño,su cabello era largo algo canoso, tenia unos ojos azul penentrantes y una barba bastante larga.

-Mi nombre es Edward, ella es mi esposa Elena y ellas son nuestras hijas Elsa es la mayor señalando a la rubia - y ella es Anna señalando a la de cabello rojiso.

-yo me llamo Nicolás Frost-

-¡Que princesitas mas lindas¡
-¿Su esposa se encuentra en la casa?-pregunto la señora Arendell.

-!no..... Mi esposa falleció hace un año!
- lo siento, no debí ser tan indiscreta-dijo la señora Arendell
-no se preocupe, por favor tomen asiento-
-Gracias-

La pequeña Elsa observaba la casa de sus nuevos vecinos, en la entrada principal había un corredor algo pequeño, la sala principal tenia dos ventanales que llegaban asta el piso que era de madera, los muebles eran finos y muy bonitos pensaba la niña, mientras seguía observando la sala con atención escucho.

-¡Papá!.. el río es, -pero no termino de decir la oración al ver que su padre tenía visitas

-¡hola! hijo, ellos son nuestros vecinos, la familia Arendell y han venido a darnos la bienvenida

-Mucho gusto, mi nombre es Jack - se presento el niño.
-Es mi único hijo, mi esposa falleció... cuando iba a dar a luz a nuestro segundo hijo- dijo el señor Nicolas .

-lo sentimos de verdad-
-¿cuantos años tienes? -pregunto la pequeña Anna a cierto niño.
-tengo, doce-respondió

En ese preciso momento Jack por primera vez observo a la pequeña rubia, que se encontraba al lado de su papá, esta le sonrió y el la vio con cara de serio y voltio a ver a otro lado, la pequeña rubia se sintió mal y pensó que había hecho mal para que el hijo del nuevo vecino la despreciara.

-¿Sus hijas son gemelas Edward?-
-No, claro que no, Elsa es la mayor, tiene cinco y Anna tiene Cuatro.

Elsa observaba de reojo a Jack, era delegado, cabello blanco algo despeinado,ojos de color azul parecian como el invierno, el hielo, pero a las vez eran penetrantes.

Los mayores platicaban animada mente, preguntando cosas triviales, como de que trabajaban, que actividades habían en el pueblo.

-Papá, ¿podemos ir al jardín?-pregunto Anna
-No cariño-
-¡claro que si, no te preocupes, Jack acompañas a las niñas -ordeno su padre
-Si, señor-
-Su hijo es muy bien educado señor Frost-
-¡oh! Por favor no me diga señor, me hace sentir muy viejo - dijo Nicolás haciendo que el matrimonio riera
-La verdad de que me allá mudado a este pueblo, es que tanto mi hijo como yo olvidemos lo que paso, a sido muy difícil para Jack.

-Te entendemos, ¿pero no tienes mas familia?
-No, solo somos mi hijo y yo -respondió Nicolás

-veras como se sentirán aquí la gente es agradable y por favor no dudes en buscar nos si necesitas ayuda, recuerda que somos vecinos -dijo el señor Arendell.

-Lo tendré en cuenta, ¿ustedes tienen mas familia?

-De hecho, yo si tengo una hermana que vive cerca de aquí -dijo la señora Arendell.

Luego de la platica la familia Arendell se despedía de sus nuevos vecinos, pero sierto par de ojos azules cristalinos observaban a una pequeña rubia.

Ese día mas preciso en la noche, Nicolás arropaba a su hijo en su cama y le daba las buenas noches, empezó a levantarse de la cama de su hijo, cuando el pequeño le dijo: -papá, sabes a hora si se que existen los ¡ángeles!. El padre del niño lo observó sin comprender lo que decía su hijo.

-¿Que dijistes? -pregunto, pero el niño se había quedado dormido.

El señor Nicolás observaba como su hijo dormía profundamente, y se preguntaba si había tomado una buena decisión al mudarse a ese pueblo, la verdad pensó que solo el tiempo se lo diria.

-Yo quiero que seas feliz, hijo - pensó Nicolás saliendo de la habitación de su hijo y dirigiéndose a su habitación para poder descansar y pensando que sus vecinos parecían buena gente y por su puesto que los seguiría tratando.

Notas de la autora:

Esperó que les guste esta nueva historia, ya saben que los personajes no me pertenecen si no que a sus respectivos creadores, ya saben no quiero que me demande, bueno que les pareció el prólogo por favor dejen comentarios. La verdad es que esta historia no sera tan larga y por su puesto esta historia es JELSA.

Besos y abrazos

¡Solamente quiero que seas tu! (JELSA) ( FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora