Capítulo 10

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Lauren POV.

Me fui de la cocina dando un portazo y furiosa conmigo misma. Estaba empezando a sentir algo que toda mi vida me negué a sentir. De pequeña me había jurado a mÍ misma que nunca me iba a enamorar. No podía dejar que esto que siento por Camila siguiera a más. Crecí en una casa en donde mi madre suspiraba amor por mi padre. Lo veía y le brillaban los ojos, estaba siempre dispuesta a hacer cualquier cosa por él, incluso dar su vida, él era su todo. Pero mi padre era un mujeriego, no la atendía, no le hacía caso, sólo bebía y la trataba mal. Mi madre me contó que se enamoró de él porque era un encanto de hombre, ese hombre perfecto, el príncipe azul con el que todas las mujeres sueñan. Me contaba que mi padre hizo de todo para enamorarla pero cuando se casaron y ella por fin era de él, mi madre choco contra su propia realidad. Él hombre bueno, amable, el perfecto príncipe azul desapareció para convertirse en el peor sapo de todos. Y mi madre paso a ser una mujer dependiente de un hombre de mierda. Ella sólo era feliz si él era feliz. Si él estaba triste, mi madre estaba peor. Se pasaba las noches aguantando sus gritos y sus borracheras pero si él estaba feliz ella estaba feliz, no podía entenderlo .Eso no podía ser amor, no era amor. Yo me pase mi infancia y parte de mi adolescencia protegiendo a mis hermanos de ese hombre y aprendiendo que el amor es un sentimiento que no le deseo a nadie, y a mí me estaba empezando a pasar con Camila y eso no podía ser. Tenía que pararlo, tenía que aparecer la Lauren de siempre, la rebelde, la prepotente y egocéntrica, la engreída capaz de conquistar a cualquier chica y luego marcharse sin sentimiento alguno.

Me fui de casa de Camila y Dinah sin avisar, necesitaba salir de allí, me estaba agobiando. Decidí dar un paseo por la ciudad. La noche era perfecta, temperatura perfecta, ambiente por las calles y un montón de chicas decididas a ligar esta noche con la suerte de que Lauren iba a volver. Después de caminar un poco para juntar mis ideas me metí en una discoteca dispuesta a beber y encontrar alguna presa para esta noche. Me acerqué a la barra y pedí un vaso de vozka. La camarera que debía de tener unos veinti pocos años me atendió con la mejor de sus sonrisas. Era alta, rubia, guapa y buen cuerpo. Perfecta para hacerme olvidar. Me sirvió el vozka y al coger el vaso roce mis dedos con los suyos. 

- Gracias, guapa. - Le sonreí con dulzura y le giñé un ojo. Ella se puso colorada y eso me dio una pista de que iba a caer.

- De nada, preciosa. ¿Estás sola? . - Miré para mis dos lados y le contesté. 

- Pues parece que sí. 

- ¿Y se puede saber que hace una chica tan guapa sola en una discoteca?

- Ahora mismo esperar a que la camarera acabe su turno para invitarla a una copa en otro lado. 

- Vaya no pierdes el tiempo. - Me sonrió con picardía y yo me apoyé en la barra para acercarme más a ella. 

- ¿Debería perderlo? - Le susurré cerca de su oído. 

- La verdad es que no, me gustan las chicas directas. Le sonreí y le pedí que me volviera a llenar el vaso mientras la esperaba.

Después de unas cuantas copas más la camarera acabó su turno y vino a mi encuentro. Me gustaba el efecto que causaba en las mujeres, una sonrisa falsa, mirada penetrante, un par de lindas palabras y ya las tenía a mis pies. No me hacía falta mucho más. 

- Hey preciosa, al final no me dijiste tu nombre.

- Lauren, me llamo Lauren ¿y tú? - Cuando me iba a contestar la paré - Espera déjame adivinar. Me toqué la barbilla haciendo como si estuviera pensando mientras miraba para ella - Mmm... tienes cara de Lucía.

- No, inténtalo de nuevo.

- ¿Carlota?

- Casi preciosura pero no. Me llamo África.

Cuando menos te lo esperas (camren fanfic).Where stories live. Discover now