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Capítulo 2: Mikey's

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Le rogué a Chase que fuésemos primero a comer algo —preferiblemente, comida rápida—, antes de llegar a casa y tener que lidiar con los chillidos de emoción de mi madre mirando mi cabello y mi maquillaje con su sonrisa de "Al fin, lo logré" estampada en su rostro. Y aunque mi hermano sabía que quería ver la reacción de mi madre como fuese, prefirió aceptar mi oferta, así que nos detuvimos a comer en Mikey's, el café-bar más popular en nuestro vecindario.

Sus hamburguesas de carne con extra queso fundido eran celestiales.

Mierda, estaba muerta de hambre.

El lugar me encantaba sin duda, desde hacía años se había convertido en nuestro lugar frecuente. Tenía ese ambiente de cafetería de los setenta, piso de cuadros negros y blancos, sillones rojas, una magnifica Rockolla, muchos retratos de Elvis y entre otros artistas que nunca me he detenido a ver. Era algo muy al estilo Memphi's. Un clásico.

No habíamos puesto nuestros traseros completamente en nuestras sillas habituales cuando Paige se nos acercó, haciéndome poner los ojos en blanco automáticamente.

Paige era la mesera de Mikey's que, según los chicos, calificaba como una diosa del sexo. No sabía, ni quería saberlo nunca en mi vida, pero ciertos rumores decían que ella había estado coqueteando con los tres casi al mismo tiempo y que al menos uno de ellos había sucumbido a sus encantos. De verdad no quería saber quién había sido, nunca pregunté ni preguntaría jamás.

—¡Ah! Miren nada más... Dylan, has vuelto a la ciudad —me saludó mientras sonreía ampliamente, dejando ver el trozo de chicle que masticaba entre sus dientes.

Ugh.

—¿Cómo fue tu verano?

A pesar de que no podía negar que pensar en ella coqueteándoles a los chicos me daba revoltijo en el estómago; siendo honesta, Paige era bastante agradable. Éramos sus clientes favoritos, y se encargaba siempre de consentirnos cada vez que veníamos.

—Estuvo realmente genial —le contesté, forzando una sonrisa—. Me divertí mucho.

—Me alegro bastante, chica. Entonces, ¿ordenarán lo de siempre?

—Sí —respondimos al unísono, divertidos.

Nos guiñó el ojo y luego se fue caminando, contoneando sus voluptuosas caderas.

—Aún no puedo creer que uno de ustedes estuvo con Paige —confesé, recostándome sobre mi asiento.

—Lo entenderás algún día, bebé —se explicó West, esbozando su característica sonrisa traviesa—. Para un hombre, no es fácil resistirse a eso.

Rodé los ojos de nuevo, haciendo una mueca de asco e indignación esta vez.

—Cierto, olvidé con quién estaba hablando —dije en tono burlón, cruzándome de brazos.

—Aunque tú tampoco estás tan mal, Dyl. Cuéntame algo, ¿por qué esconderías lo que Dios te dio con tanto cariño? —preguntó, inclinándose sobre la mesa mientras me dedicaba una mirada divertida de provocación.

—¡Joder, es mi hermana, West! —le reprochó Chase, disgustado—. Hermana la cual me encantaría que se deshiciera de esos shorts en cuanto llegue a casa antes de que alguien se los arranque... con los ojos.

—Nadie le arrancará nada. —Sawyer interrumpió la discusión, dejando escapar una sonrisa en mi dirección—. Está bien como está, hermano.

Mi cuerpo traicionero no pudo evitar sonrojarse ante tantos comentarios sobre mi cuerpo, acción que me hizo enojar conmigo misma porque no era algo usual en mí.

She is One of the Boys [Versión borrador] [Disponible En Papel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora